Somos tan pequeños como nuestra dicha, pero somos tan grandes como nuestro dolor.
Hebbel
Los hombres y las mujeres se mezclan tan bien como el aceite y el agua. Por eso hay que estar agitándolos constantemente.
El final del nacimiento es la muerte; y el final de la muerte es el nacimiento.
Era víctima de una enfermedad que en aquella época se llamaba falta de dinero.
La felicidad es saber unir el final con el principio.