Erika: Un dĂa me prometiste que harĂ...
Un dĂa me prometiste que harĂas todo lo que estuviera en tu mano por hacerme feliz. Pues bien, ha llegado el momento de poder cumplir tu promesa.
Te voy a pedir una única cosa, solo una, y nada más…
Quiero que salgas de mi vida.
Y no pongas cara de incredulidad. Me lo prometiste, ¿no? Solo quiero eso… por favor… No lo soporto más.
Quiero dejar de sonreĂr como una estĂşpida cada vez que pienso en ti.
Quiero dejar de ilusionarme cada vez que recibo un mensaje tuyo, esperando que, por fin, me digas que te has dado cuenta de lo mucho que me quieres.
Demuéstrame que tus promesas no son en vano. Hazlo. Desaparece de mi vida. De golpe; quizás asà sea menos doloroso.
No quiero pasarme noches enteras sin dormir pensando en que esa mañana me has abrazado.
Ojala pudiera coger una escopeta y matar de una vez por todas a esas malditas mariposas que no quieren salir de mi estĂłmago.
No quiero seguir fingiendo que solo te quiero como amigo.
No quiero que vuelvas a pedirme consejo sobre chicas porque resulta que te gusta mi amiga. Nunca más, por favor…
ÂżSabes lo que habĂa detrás de esa sonrisa que yo mostraba cuando conquistaste a la chica que te gustaba? HabĂa un corazĂłn apuñalado por cientos de cuchillos. HabĂa una chica que deseba lanzarse a tus brazos y besarte hasta que se acabara el mundo. Y sin embargo, Âżque era lo que yo hacĂa? SeguĂa ayudándote y te seguĂa animando para que siguieras con esa chica. Mi mejor amiga.
Te odio por todo lo que me has hecho pasar. Pero, entonces, Âżpor quĂ© sigo teniendo escalofrĂos cada ve que me tocas?
¿Estás contento con lo que has conseguido? Pues si ya estas satisfecho, esfúmate de una maldita vez. Vete y no vuelvas jamás…
Erika