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Franz Kafka: La literatura es siempre una e...

La literatura es siempre una expedición a la verdad.

Franz Kafka

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Cuando un lenguaje se deteriora, se vuelve menos elocuente, menos metafÃ³rico, menos notable, empieza a filtrarse una curiosa insensibilizaciÃ³n del espÃritu humano.

Fuga En Los Jardines

Las mÃ¡s jÃ³venes, deseÃ¡ndoos, avanzan
por estas avenidas de Ã¡rboles fragantes.
Evaden primavera que a las flores oxida
con un ardor oliendo a frutas, a corceles. ..
Â¡QuÃ© salvaje presencia la de las hembras pÃºberes
entre glicinias cÃ¡lidas, entre celindas vÃvidas!
Exigen que las amen, que las sigan corriendo
para volcarles jÃºbilos sobre la orilla ebria.

Â¡Muchachas, corred mÃ¡s: corred hasta la aurora!
Estos grandes varones de los pechos revueltos
ansÃan desgranaros, Â¡oh mazorcas crujientes!,
con su hambre de bocas y su hambre de frutos.
Hasta el rÃo, que es tajo delimitando sueÃ±os,
huele a amor ya festines...

Han temblado los Ã¡lamos al estallar unÃ¡nimes
los oscuros latidos de dobles ruiseÃ±ores.
Los regazos del musgo, el frior de los juncos,
contemplando el encuentro aceleran su verde.
Es un cÃ¡ntico trÃ©mulo, en gargantas sorbido
por el amor abierto en mitad de la selva.

Â¡Corred siempre, muchachas, que el seguiros excita
el ardor de cogeros, suyas todas, a hombres
que de fieros esgrimen el ademÃ¡n tan solo!
Y envolveos en ropas de blanco lino puro
para mojar con ellas esos cuerpos calientes,
y amanecer ceÃ±idas, ante el amor que vibra,
por el celo del agua posesor de las vÃrgenes.

Las noches de los hombres de antes Fueron iguales a las mÃas Esta noche de lluvia frÃa.

Algun DÃa...

AlgÃºn dÃa encontrarÃ© una palabra
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.

HallarÃ© una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dÃ© vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te use tu saliva
y te doble las piernas.
TÃº tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
No serÃ¡ necesario.
IrÃ¡ por tu interior como una rueda
recorriÃ©ndote al fin de punta a punta,
mujer mÃa y no mÃa
y no se detendrÃ¡ ni cuando mueras.