El verdadero combate empieza cuando uno debe luchar contra una parte de sí mismo. Pero uno solo se convierte en un hombre cuando supera estos combates.
André Malraux
¡he perdido mi gotita de rocío!, dijo la flor al cielo del amanecer, que había perdido todas sus estrellas.
La luna, la nieve, y ahora a través de la llovizna, ¡la luz de la mañana!.
Después del amor, lo más dulce es el odio.
Me sepulto en cualquier parte y moriré... quién sabe dónde.