Sagradas Escrituras: Nadie enciende una lámpara pa...


Nadie enciende una lámpara para esconderla o taparla con un envase, sino que la pone en el candelero, para que los que entren vean la claridad. Tu ojo es tu lámpara. Si tu ojo es limpio, toda tu persona aprovecha su luz. Pero si es borroso, toda tu persona está también en la confusión. Cuida, pues, que la luz que hay en ti no se vuelva confusión. Si toda tu persona se abre a la luz y no queda en ella nada oscuro, llegarás a ser pura luz, como cuando la lámpara te ilumina.

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