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I CHING: Suspira y llora, pero no habr�...

Suspira y llora, pero no habrá error. Cuando las honorables intenciones son mal interpretadas, cuesta mucho conseguir la congregación, pero como la culpa no la tiene él, no será reprochado.

I CHING

DeberÃ¡ ofrecerse sacrificios de acuerdo con las normas del cielo y, observando la manera en que todo se congrega, aprenderemos a comprender la naturaleza Ãntima de todas las cosas que existen en la tierra y en el cielo. AsÃ el Hombre Superior recoge sus armas con el fin de prepararse frente a lo improvisto.

AcudÃan asiduamente a la enseÃ±anza de los apÃ³stoles, a la convivencia, a la fracciÃ³n del pan y a las oraciones. Toda la gente estaba asombrada, ya que se multiplicaban los prodigios y milagros hechos por los apÃ³stoles en JerusalÃ©n. Todos los creyentes vivÃan unidos y compartÃan todo cuanto tenÃan. VendÃan sus bienes y propiedades y se repartÃan de acuerdo a lo que cada uno de ellos necesitaba. AcudÃan diariamente al Templo con mucho entusiasmo y con un mismo espÃritu y "compartÃan el pan" en sus casas, comiendo con alegrÃa y sencillez. Alababan a Dios y gozaban de la simpatÃa de todo el pueblo; y el SeÃ±or hacÃa que los salvados cada dÃa se integraran a la iglesia en mayor nÃºmero.

El hombre que habÃa sanado no se apartaba de Pedro ni de Juan, de manera que todo el pueblo, asombrado, corriÃ³ a ellos al pÃ³rtico llamado de SalomÃ³n. Pedro, al ver la gente reunida, les dijo: "Israelitas, por quÃ© nos miran asÃ? Creen ustedes que le hicimos andar por nuestro propio poder o por nuestra santidad? Sepan que el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo JesÃºs, a quien ustedes entregaron y a quien negaron ante Pilato cuando Ã©ste querÃa ponerlo en libertad. Ustedes renegaron del Santo y del Justo y pidieron como una gracia la libertad de un asesino, mientras que al SeÃ±or de la Vida, lo hicieron morir. Pero Dios lo resucitÃ³ de entre los muertos, y nosotros somos testigos de ello. Y por la fe en el Nombre de JesÃºs, este Nombre ha sanado al tullido que ustedes ven y conocen. Es, pues, la fe en Cristo la que lo ha restablecido totalmente delante de todos ustedes. Yo sÃ©, hermanos, que actuaron asÃ por ignorancia al igual que sus jefes. Pero Dios cumpliÃ³ de esta manera lo que habÃa anunciado por intermedio de todos los profetas: que su MesÃas padecerÃa. ArrepiÃ©ntanse entonces y conviÃ©rtanse, para que todos sus pecados sean borrados. Y asÃ el SeÃ±or harÃ¡ venir los tiempos de alivio enviando al MesÃas que les ha sido destinado. Este MesÃas es JesÃºs, que ha de permanecer en el cielo, hasta que llegue el momento de la restauraciÃ³n del mundo, de la cual Dios hablÃ³ por boca de los santos profetas de tiempos pasados.

Entonces Pedro, lleno de espÃritu santo, les dijo: "Jefes del pueblo y Ancianos de Israel, hoy debemos responder por la curaciÃ³n de un enfermo. Por quiÃ©n ha sido sanado? SÃ©panlo todos ustedes y que lo sepa todo el pueblo de Israel: Por el Nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien ustedes crucificaron y a quien Dios resucitÃ³ de entre los muertos; gracias a Ã©l, este hombre estÃ¡ de pie y sano ante ustedes. "JesÃºs es la piedra que despreciaron los constructores (Ã©sos son ustedes) pero se convirtiÃ³ en piedra fundamental, y para los hombres de toda la tierra no hay otro Nombre por el que podamos ser salvados."