Rafael Michel: La mafia a la mexicana, en los...


La mafia a la mexicana, en los partidos políticos o bien en todos los países es lo que se asemeja a los que sucede en la mafia que involucra a delincuentes de todo tipo.Y recordemos que en Sicilia ni siquiera se podía adquirir un acta de nacimiento o defunción, ni un certificado médico, sin la intermediación de la mafia. ¿Qué pedía a cambio? Cualquier cosa: la credencial de elector, el voto a favor del Partido de la Democracia Cristiana… del PRI… del PAN… del PRD. Hubo y hay en el PRI —y ahora en el PAN— costumbres clientelares similares a las que poco a poco determinaron la existencia de la mafia en Sicilia hacia mediados del siglo XIX, en los años en que Italia, luego de la reunificación de Garibaldi, nacía como cuerpo nacional: 1862.

El clientelismo no es más que el intercambio de favores. Una cosa por la otra. Así funcionan los sindicatos más alcahueteados por Felipe Calderón, como el de lo maestros de Elba Esther Gordillo (la mujer fuerte de México) que solo compite en corrupción con el de los petroleros que usufructúa el capo Romero Deschmaps.

El clientelismo es todo un sistema de saqueo, y no es invento del PRI: es un sistema de protección y de amparo conque los poderosos patrocinan a quienes se acogen a ellos a cambio de sumisión, servicios y votos.

Giuseppe Pitré, especiali sta en tradiciones populares sicilianas, sostiene que la mafia es la conciencia del propio ser, la concepción exagerada de la fuerza individual, árbitro único e inapelable de todo enfrentamiento: “El mafioso quiere que lo respeten, y respeta a su vez. Si lo ofenden no acude a la ley, a la justicia, sino que se hace justicia por su propia mano; y si carece de fuerzas para ello acude a otras personas que piensan como él”.

Estas consideraciones históricas están en una amplia bibliografía que en el fondo quiere indagar en el ser más íntimo del siciliano, en una suerte de laberinto de la soledad siciliano: ¿Cómo es la mentalidad del siciliano? Lo más inquietante es ver cómo en todo y desde siempre la mafia siciliana ha sido un sistema clientelar muy parecido a nuestro PRI que, por cierto, se formó en 1929, el año que el que el fascismo de Mussolini vivía su mejor momento. Y ya se sabe lo proclive que el mexicano es a las imitaciones, sobre todo extranjeras.

¿Por qué el fenómeno de la mafia arraigó en ciudades como Chicago y Nueva York, hacia donde emigraron los sicilianos, y no en América Latina ni, particularmente, en México?

La respuesta es que el espacio del crimen ya estaba ocupado: por los políticos, los policías y los militares. Y dos cuerpos criminales no pueden ocupar el mismo lugar en el espacio. La mafia siempre fue una intermediaria. Su mayor virtud, como la del PRI y ahora del PAN, era su capacidad de gestión. La mafia es necesaria para conseguir un trabajo en un banco o una aviaduría en una paraestatal. Solo a través de la mafia (o del PRI o el PAN) se puede obtener una permiso para poner una gasolinera o hacerse de un permiso para portar armas o incluso para poner un puesto de hamburguesas o de flores. Para estas tareas el ciudadano solo se siente impotente, sin conexiones, sin influencias.


Rafael Michel


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