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juancarlos: Las pequeñas cosas son aquell...

Las pequeñas cosas son aquellas que constituyen para lograr las grandes cosas..

juancarlos

Recuento

Hoy tengo
veinticinco aÃ±os.
Mi juventud se va
con mis mejores deseos.
La quiero, la veo marchar
sin una rozadura,
sin reproches espero a que estÃ© lejos
para llorar su falta.
Nunca sabrÃ¡ nada de mÃ.
CambiarÃ© de amistades, de lugares,
frecuentarÃ© otros sitios
donde todo sea nuevo
y ella no pueda decirme te quiero nunca mÃ¡s
y yo nunca mÃ¡s pueda dejar de obedecerla.
Me esperan hombres que saben decir no,
mujeres que saben programar sus vacaciones
y soy feliz,
el futuro se descubre ante mÃ
lleno de hombres que saben decir no,
mujeres que saben decir no
me esperan en sus increÃbles fiestas
con sus mejores deseos.

De "De mÃ harÃ© una estatua ecuestre" 1997

la amistad
Tu nombre no solo en mis recuerdos se ha quedado,
si no tambiÃ©n en mi corazon se ha grabado,
y no te preocupes que yo de tu amistad nunca me he olvidado,
no te olvidare hasta que mi cuerpo se sienta cansado,
y ya mi tiempo para seguir viviendo se haya acabado,
porque soy un loco que no te olvidara porque de ti se ha enamorado

Vivo enamorado,
de la chica que mi corazon ha flechado,
que mi amor se lo ha robado,
ahora le pertenesco y me alegra de ser tan afortunado,
de tener a alguien tan especial como usted a mi lado,
aunque el tiempo aveses quede desperdiciado,
me gustarÃa que esos momentos fuesn mejores para nunca olvidarlos,
no me quiero volver a sentir rechazado,
quiero que nuestros destinos se queden sujetados,
para que nunca nadie pueda apartarlos,
y quisiera que usted me enseÃ±ara el sentirse por primera ves amado,espero que mis palabras le hyan dado a entender lo que yo le he expresado.

QuemÃ© La Luz, Fui Miel En La Dulzura...

QuemÃ© la luz, fui miel en la dulzura,
gota en la lluvia y llama con el fuego,
aroma en cada rosa, instante ciego,
y nardo que dio envidia a la blancura.

Fui sombra en la profunda noche oscura,
silencio en la raÃz, raudo despego,
y al fin a tu distante orilla llego:
roto el timÃ³n, la brÃºjula insegura.

Al borde de tu barba se me queda
detenida la voz, mudo el acento
como el viajero exhausto en la vereda.

La caricia que tejo y que alimento
se apaga en una suavidad de seda
hasta morir hilada por el viento.