El cólera en un país cualquiera
Llegó cuando menos se lo esperaba
en el estío de un puerto
con sabor a harina de pescado
y más hacia el Sur
y más hacia el Norte,
caló en una caleta
y engulló su presa
y se diseminó por todo un país.
El sol de plomo de enero fugitivo
se reconfortó con su pesadez,
hospitales se saturaron
de vidas con hilos a la muerte,
muertes diarreicas
muertes vomitivas
muertes con calambres fúnebres..
La curva de la mortandad
al cielo se dirigió buscando bondad
en el dios todopoderoso,
que canceroso
asfixiado
era impedido de socorrer
a los contrayentes del cólera
en un país cualquiera.
Miguel Visurraga Sosa