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Flavia Caetano: Aunque las palabras suenan sen...
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Flavia Caetano
Aunque las palabras suenan sensatas, algo falta en ellas .
Flavia Caetano
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Carta a Ana MarÃa Foglia (Mara). 13/01/49 al 22/02/2010
Te fuiste la mañana del 22 de febrero de este año vÃctima de esa maldita enfermedad (cáncer) a la que peleamos (juntos y terriblemente solos) con la fé de aquellos que independientemente lo duro del presente, no bajan los brazos ante nada.
Nuestra relación fue muy especial debido a que si bién de apariencia distinta, en el fondo, nuestras metas eran las mismas.
Puedo afirmar, sin equivocarme, que el amor que nos tenÃamos en lo que la vida marcó el final de nuestra relación cotidiana, fue mil veces superior a todos y cada uno de los momentos vividos.
Mara, te quise y te quiero cada dÃa más, y ese amor fue debido a que aprendà a reconocer tus valores, luego surgió el respeto y la admiración hacia el ser que tenÃa a mi lado.
Te extraño y no puedo entender tu ausencia, porque siempre sentà la necesidad de compartir con vos cada momento. En más de 30 años de nuestra relación, te llamaba montones de veces por dÃa desde el trabajo para hacerte llegar cada pensamiento, cada situación. Si éramos una pareja.
Hace muchos años cuidaste a mi padre en su enfermedad en sus últimos momentos y en aquel entonces surgió una deuda de gratitud que me comprometió a velar por vos y cuidarte por el resto de tus dÃas. Desde 1985 se convirtió en mà en el compromiso de cada dÃa.
Tu famÃlia fue tu debilidad y la preocupación de toda tu vida, como vos te convertiste en la mÃa. Como hermana mayor fuiste durante más de 40 años el soporte económico de tus padres y tus hermanos y yo lo asumà porque te querÃa y respetaba tus decisiones y además contribuÃa a ayudarlos. Hoy, mas friamente, y no lo digo por tus padres, pienso que si tuviste que empujar autos más de 40 años para que arrancaran, âel problema estába en los autosâ. Tu amor por los tuyos nunca te permitió asumirlo.
Sabés muy bién que este siglo 21 no fue bueno para mà (para ambos). Tu primer cáncer a fines del 2000 seguido de una operación mutilante y la aplicación de radioterapia que te llevó a preguntarme preocupada: ây ahora como seguimos?â. Mi respuesta fue: âTe prefiero asÃ, a muerta, sigamosâ. Sé que siempre este tema fue tu preocupación, como me lo manifestaste en varias oportunidades. Creo que nunca llegaste a entender que mi amor por vos era superior a todos los contratiempos. Nunca estuviste bién. Ni fÃsica, ni anÃmicamente. Desde aquel momento fueron muchos los malestares, pero seguimos adelante (juntos y solos). Al poco tiempo falleció mi madre y este fue un hecho que nunca pude superar. Si yo no tenÃa tu fortaleza Mara. Luego siguieron años malos. Uno peor que otro. Pérdida de amigos, familiares, compañeros. La enfermedad y fallecimiento en 2006 de nuestra perra Chinita (como la peleé, Dios mÃo), que te cuidó desde tu enfermedad con un cariño y un celo que supera el entendimiento humano. Llegaste a decir a posteriori de su muerte, que Chinita habÃa cambiado roles con vos y se habÃa ido en tu lugar de tanto que te querÃa. Yo creo que es cierto. Después siguió la pérdida de mi puesto en el trabajo (me permitÃa a ayudar a miles de personas y lo amaba) por el mismo problema que te arrancó de la vida, el cigarrillo y la falta de consideración hacia los que no éramos fumadores. El deterioro de mi salud, humillaciones en mi trabajo por personas que no entendieron el respeto hacia el otro y cuando parecÃa que las cosas se iban a acomodar, surgió tu segundo y definitivo cáncer.
Luchamos sólos como también fuà solo el único que peleó todos los dÃas para sacarte de las garras del cigarrillo. En mi soledad, fracasé. Y me atribuyo el fracaso a tu final, no por no pelear, que lo hicimos y mucho, porque respeté tus decisiones, apoyadas por algunos médicos. Pienso que tal vez podrÃamos haber tomado otro camino y el resultado hubiera sido distinto. Resumiendo, hoy no estás conmigo. Me adjudico el fracaso y te pido perdón, porque yo no me lo perdono.
Cuantos planes tenÃa para que juntos vivieramos el resto de nuestras vidas. Toda una vida abocada a construir un mañana que no se pudo concretar.
Te acordás? En casa eramos en el 2006 5 seres vivos, vos, yó y ânuestras tres hijas de 4 patasâ. Hoy Mara quedamos 2. A pocos dÃas de tu partida, Vaqui, nuestra perrita "cachorra" de más de 18 años y medio, de improviso quiso irse con vos y no pude impedirlo. Dos pérdidas en la casa en menos de 20 dÃas. Quiero creer que debés estar en alguna parte paseando con "las nenas" y a la noche cuando te vás a descansar, Vaqui seguirá durmiendo como siempre, en la almohada encima de tu cabeza y Chinita aprovechará cada hueco que deje tu cuerpo para hacerse un bollito y pegarse a él. Me muero de extrañarlas.
Hoy me queda solo Rayita y te aseguro Mara que la obligación de cuidarla es la principal por no decir la única motivación para seguir viviendo. Han pasado tantas cosas que no puedo rescatar del pasado un solo momento de felicidad.
Respecto a como quedó la relación con tu famÃlia (âtus hermanos, a quienes tanto ayudamosâ), te cuento que todo se fue al diablo. Inmediatamente después de tu fallecimiento resurgieron como el Ave Fénix aduciendo que les habÃas dejado todos los ahorros que tenÃamos para nuestra vejez y amparándose en un artilugio legal, se los apropiaron y me dejaron después de 53 años de trabajo sin nada. Que importante que esa vitalidad que demostraron después de tu muerte la hubieran utilizado en su momento para contribuir a salvar tu vida. Yo no tuve hermanos. Tal vez sea por eso que no los entiendo ni justifico.
Hoy mi vida es como un carrousel en el que las figuras han sido reemplazadas por hechos amargos, pérdidas y luchas en vano. Mi madre, amigos entrañables (el 6 de enero perdà a uno que tenÃa desde los veinte años), familiares, un trabajo que me dignificaba, mi salud, nuestras hijas de 4 patas (Chinita y Vaqui), el hecho de que vos y yó nos brindamos generosamente durante toda nuestra vida y el reconocimiento llegó en la forma de un despojo. Y principalmente a vos Mara, con quién compartà muchos momentos buenos y también, juntos, afrontamos tantos malos.
Me pregunto Mara si todo esto dá un sentido a nuestras vidas. Tanto esfuerzo. Tanto pelear. Tanto dar. Si yo tendrÃa hoy que estar abocado a llevar adelante mi luto por tu partida y el desconcierto por todo lo sucedido no me permite encontrar el rumbo.
Quisiera que alguién me diga cual es la verdad, porque aparentemente todas las lecciones de vida que me dieron mis mayores estaban equivocadas.
Esta mal ser derecho, generoso, cuidar al prójimo, luchar hasta lo imposible por conservar vivos a quienes queremos, superando nuestras múltiples limitaciones?
Mara. Te amo, te extraño. Siempre te admiré como admiré tu valor, tu lucha y fortaleza para enfrentar tus últimos momentos. No creo llegarte a la altura de tus pies. Te enciendo todos los dÃas una velita para que ilumine tu camino, el de Chinita y el de Vaqui, que estoy seguro te acompañan y para que no sufran el frÃo terrible de la soledad y dolor que me invade.
Me quedan como consuelo las palabras que dijiste en tu última nochebuena, que quisiste pasar en casa, con quienes realmente te daban su amor y luchaban por tu vida: "mi familia, son ustedes" . Tus perras y tu pareja. También tu último "gracias por cuidarme". Que otra cosa puede hacerse por el ser que uno ama?
Te dejo un poema que amabas y que te daba fuerzas ante la pérdida de tus afectos.
ESTAR JUNTOS
La muerte no es nada, solo me ha deslizado al cuarto contiguo.
Lo que éramos para cada uno, todavÃa lo somos.
Llámenme por mi viejo nombre familiar,
Háblenme de la misma manera fácil que siempre lo han hecho.
RÃanse como siempre con las pequeñas cosas y momentos que disfrutamos juntos.
Jueguen, rÃanse, piensen en mi, recen por mÃ.
Dejen que mi nombre permanezca en las conversaciones de casa, como siempre ha sido.
Menciónenme sin dificultad: la vida continúa y significa lo que siempre significó
¿Por qué habrÃa de estar yo fuera de sus vidas, solo porque no me pueden ver?
Yo estoy esperando por ustedes a la vuelta de la esquina.
Todo está bien, nada ha pasado, nada se ha perdido, solo unos momentos que pasarán rápido, y todo será como entonces, pero mucho mejor
Y ... PARA SIEMPRE
Jorge
Para que te aprecien, necesitas hacer mucho.
Para que te desprecien, basta un error.
En cada grano de arena hay un grano de sinceridad en cada gota de agua hay una gota de paz y en una dulce mirada hay una deulce tranquilidad
El cielo marino expresa sabiduria y cordura tanto como las aguas de la mar expresan el amor y la vida