Tarde comprendí que no serías para mi
Hubiera querido tener su amor
para vivir un año más sin temor.
Sin temor a sobresaltos,
angustias que me aprisionan,
en momentos de soledad que me aislan
en espejo de espejismos
de voces que cantan en mis cenizas.
Como la buscaba en vigilia y en ensueños,
tarde comprendí que no sería para mi,
embrujado camino que busqué
hallándola en el periplo de mis estaciones de desamor.
Enfermo ya,
débil para emprender
la última batalla por el amor
me encuentro en este otoño que trasunta,
escuchando el eco de los vientos invernales-primaverales
que se repite:
¡Solo tendrás el privilegio de vivir por casualidad!
¡Entre la parca y la parca!
Tú fuiste ese gran amor
como un gran océano que necesitaba
para lavar mi pobreza.
Océano que se secó en el estío,
otoño me dejó frío...sin tu amor...vacío.
Miguel Visurraga Sosa