La vitalidad y energías de la imaginación no operan en la voluntad; son fuentes, no máquinas.
En una democracia, no se sabe cómo será el próximo gobierno. Bajo el fascismo no existe ningún próximo gobierno.
Cuando las computadoras igualen la capacidad de cálculo del cerebro humano, necesariamente lo superarán.
Nuestra mente no está acostumbrada a concebir algo sin principio, pero los principios son referencias del mundo finito
Somos como escultores, constantemente tallando en los demás imágenes que anhelamos, necesitamos o deseamos, a menudo en contra de la realidad, contra su beneficio, y siempre, al final, un desengaño...