Por ti mares de sangre los hombres han llorado. El fuego de tus ojos al sacrilegio incita, y la eterna sonrisa de tu boca maldita de pálidos suicidas el infierno ha poblado.
Francisco Villaespesa
Habiendo enfermado en el camino, mis sueños merodean por páramos yermos.
Cuéntale a los niños la verdad.
Solamente pasaba diez minutos con el amor de su vida, y miles de horas pensando en él.
Yendo hacia Kioto cubrían medio cielo nubes de nieve.