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Aristóteles: Si tanto me alaban, será por ...

Si tanto me alaban, será por alabarse a sí mismos, pues al alabarme dan a entender que me comprenden.

Aristóteles

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MeditaciÃ³n Al Atardecer

Esta calle que baja dura una eternidad

AquÃ se cuecen vivos los grandes pensamientos

Ha llegado la hora del descanso en que no se descansa
Cuando los perros creen en santas y en fantasmas

En este punto mi madre y mi hermana preguntaron sin voz
Â¿Y quÃ© sabes tÃº de todo eso?

Me han enterrado dos veces este otoÃ±o mamÃ¡

En esto el huracÃ¡n me separo las alas con violencia
y el ataÃºd se rompiÃ³.

Â¿QuÃ© hace mi hermana en el bosque?
Su fantasma saliÃ³ de mis propias cenizas

Mi espada quiere beber de su sangre
y centellea con ardiente deseo

Mi madre es un viento que seca los Ã¡rboles frutales

Y quÃ© sabes tÃº de todo eso preguntaron sin voz

Los niÃ±os y las amapolas son inocentes
hasta en su maldad recitaron en coro

Ahora oigo sonar sus viejas caras
Las de mi madre y las de mi hermana

La tierra tiene piel y esa piel padece enfermedades
replicaron llorando

Es cierto hijo que eres una noche de oscuras risas

Â¿De dÃ³nde sacas lo que vomitas?
Sal de tus profundidades oye

Ahora el sol me derrite y los perros me lamen la piel

Eres un charco de muerte en las pesadillas
de los condenados al sueÃ±o me gritaron las brujas

Soy un charco de sueÃ±o en las pesadillas
de los condenados a muerte queridas

En este punto volvieron a decirme sin voz
Â¿Y quÃ© sabes tÃº de todo eso?

VÃ¡yanse al mismo diablo les dije

Esta calle que baja
no acaba nunca de bajar

El que se enamora no lo nota, pero al poco tiempo se vuelve idiota.

La paz obtenida con la punta de la espada no es mÃ¡s que tregua.

Froto mi corazÃ³n para traerte entero hacia mÃ, asÃ tal como sos, como te amo, con todas tus queridas palabras tus rabias, tus silencios inquietantes, la dulzura que descubrÃ como inagotable panal de miel para empalagarme y llorar de alegrÃa contra tu sombra dormida en la almohada de la noche.