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Audrey Hepburn: Estoy orgullosa de haber estad...

Estoy orgullosa de haber estado en un negocio que dé placer, cree belleza, despierte nuestra conciencia.

Audrey Hepburn

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El Camino Cegado Por El Bosque

CrÃ©eme, no es piedad lo que siento por ti,
ahora que estoy lejos, sino un recuerdo herido.
Por ti y por el camino cegado por el bosque
que no pude seguir aquella noche joven,
perfumada y abierta como el cuerpo de un pino.
No es piedad, sino una sensaciÃ³n de fracaso,
de suave y entraÃ±able dolor que nunca cesa.
Fuiste buena conmigo en mis dÃas de entonces:
me diste cuanto soy, este veneno dulce
que me impulsa a luchar contra el mar, contra el tiempo
y contra el mismo amor de los que bien me quieren.
No es piedad, aÃºn te busco en la noche perfecta,
deseoso, sediento de tus colores Ã¡cidos,
de tus estrellas frÃas, de tus ramas y rÃos
helados tras los cielos del mÃ¡s hermoso invierno.
Te lo digo dolido y con los ojos hÃºmedos,
aunque la mente estÃ© segura, serenada:
no te pude tener mÃ¡s cerca, pues mis labios
llegaron a rozar tus nieves, tu horizonte.
No es piedad, crÃ©eme; solo sÃ© que una tarde
avanzada, profunda, descendÃ de aquel monte
puro y purificado como un fuego de junio.
CreÃ volver a ti definitivamente
y me encontrÃ© el camino cegado por el bosque.

"Astrolabio" 1975 - 1979

El gran buda y su frescura implacable.

Mi CinturÃ³n Aprieta Tu Cintura...

Mi cinturÃ³n aprieta tu cintura,
y tu sonrisa, mi corazÃ³n.
Sobrevolamos las islas indecibles
ya nuestro paso las nubes se disipan.
Â¿CÃ³mo regresar al beso y la armonÃa
sin que la respiraciÃ³n se entrecorte?
Â¿CÃ³mo planear la noche compartida
despuÃ©s de tanta ausencia?
Solo el aire es aliado nuestro
porque nuestro deseo es de aire puro.
Cuando descendamos a la tierra
las alas deberÃ¡n seguir batiendo:
el aire de las alas
es nuestro sostÃ©n Ãºnico
y las alas del aire nuestro lecho.
Desembocan los rÃos en los mares azules
como en tu pecho desemboca el mar.
AbrÃ¡zame en tus alas
para que otro aire no me roce
sino tu aliento, del que vivo y muero.
Bajo el cielo impalpable
hecho de luz y espera,
abrÃ¡zame, amor mÃo, con tus alas.
AbrÃ¡zame sobre la corrompida
ciudad sagrada de los hombres.

Los hombres olvidan mÃ¡s fÃ¡cilmente la muerte de su padre que la pÃ©rdida de su patrimonio.