¡Cuánto tiempo rompe en olas de fría certidumbre, el alba y el sol que consagraron sus manos y mi piel!.
Delia Quiñonez
La reunión en el rebaño obliga al león a acostarse con hambre.
Cada ser humano es un ritmo propio en el universo.
También decía que a Dios ninguna cosa le habemos de pedir señaladamente, salvo que debemos pedirle simplemente el bien. Y por esto yerran los que demandan a Dios mujer rica, hacienda, honra, reinos...
Todos en este mundo en la cumbre de un infierno ¡A contemplar las flores!.