Pero los seres humanos caen fácilmente en la desesperación, y desde el principio nos inventaron historias que nos permitieron poner nuestras vidas en un entorno más amplio, que reveló un patrón subyacente, y nos dio la sensación de que, en contra de toda la evidencia deprimente y caótico a la contrario, la vida tenía sentido y valor.
Karen Armstrong