Noel Coward: Los cazadores furtivos no cono...

O se aprende educación en la propia casa o el mundo la enseña con el látigo, y nos podemos hacer daño.

Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura.

Más importa dar a los hombres buenas costumbres que leyes y tribunales.

Mi madre estaba demasiado ocupada criando a cuatro de nosotros para animar a mis esperanzas. Pero me alegro de haber tenido la educación que hice. Me ha angustiado, y una persona curiosa reflexivo hi...