Poemas de sofocles. Encuentra docenas de poemas de sofocles con fotos para copiar y compartir.
Cuando se trata de un mortal es preciso esperar su último día antes de llamarle feliz.
El hombre que en su casa gobierna sin tacha quiere también verse bien gobernado.
Aquellos cuya vida es larga aún se esfuerzan para obtener beneficios, y para todos los mortales, todas las cosas pasan a un segundo lugar para el dinero.
Prefiero ¡Oh rey! No alcanzar buen éxito por proceder honradamente, a triunfar con malos medios.
Y si te parezco estar haciendo locuras, puede ser que ante un loco me vea culpable de locura
Los reyes son felices en muchas cosas, pero principalmente en esto: pueden decir y hacer lo que les parezca.
Sí, que la ocasión para navegar pide que no se la observe de lejos, sino de cerca.
Para un hombre, al menos si es prudente, no es nada vergonzoso ni aprender mucho ni no mostrarse en exceso intransigente.
El que deja de lado las artes cuando es joven ha perdido el pasado y ha muerto al futuro.
Llorando más allá de lo debido, con ese inmenso dolor te vas marchitando, sin que tu llanto se vea como solución a la desgracia.
El más bello de los trabajos es ser útil a los otros en lo que uno tiene y en lo que uno puede.
La risa más agradable es aquella a la que nos entregamos a costa de nuestros enemigos.
Yo también cuando era joven, dejaba la lengua ociosa y hacía obrar a la mano; más ahora, al tocar la realidad, veo que los hombres, la lengua, no el trabajo, es la que todo lo gobierna.
Es algo básico para un hombre entre la gente que no obedezcan los que mandan. Nunca en un estado pueden las leyes ser bien administrados cuando el miedo no se sostiene firme.
Tal es mi decisión: lo que es por mí, nunca tendrán los criminales el honor que corresponde a los ciudadanos justos; no, por mi parte tendrá honores quienquiera que cumpla con el estado, tanto en ...
Solo el tiempo muestra al hombre justo, mientras que podrías conocer al perverso en un solo día.
Me temo que lo mejor no sea pasar toda la vida en la observancia de las leyes instituidas
Para los hombres, nada dura: ni la noche estrellada, ni las desgracias, ni la riqueza; todo esto de pronto un día ha huido.
No hay desgracia mayor que la anarquía: ella destruye los estados, conmociona y revuelve las familias.
Al igual entre las hojas del gran álamo negro, aunque no sea otra cosa que su copa, cualquier aire la agita y levanta como una pluma
No hagas nada en secreto, porque el tiempo lo ve todo y lo oye todo, y lo revela todo.
Ahora miraréis, en la tiniebla, a los que nunca debisteis ver, y no a los que tanto ansiasteis conocer.
El silencio así, en demasía, me parece un exceso gravoso, tanto como el griterío en balde.
Seis, ocho millones de espectadores. Estas son cifras con las que nunca pudo soñar ningún director teatral o novelista y menos aún Esquilo, Sófocles o Eurípides.
Estoy de acuerdo con Sófocles: la mayor suerte es no haber nacido -, pero, como la broma sigue, muy pocas personas tienen éxito en ella.
La democratización de la cultura es brindar todos los medios para que el mayor número de personas pueda amar a Sófocles, Shakespeare o Racine, no suprimir a Sófocles, Shakespeare o Racine.