Pensamientos populares (17)

No te extraño... Extraño ala persona qe crei qe eras

La edad no importa , ni para vivir plenamente, ni para sentirse joven, ni para luchar día a día por nuestros ideales, mucho menos importa para AMAR

Y si protesta el corazon en la farmacia puedes preguntar, tienes pastillas para no soñar?

Cuando te levantas por la mañana, piensa que es un privilegio precioso estar vivo - respirar, pensar, gozar, amar.

Dar, recibir, contar los secretos, preguntar, comer y convidar a comer, son seis señales de amistad.

El vino mueve la primavera, crece como una planta la alegría. Caen muros, peñascos, se cierran los abismos, nace el canto.

El hombre que ha de mendigar amor es el más miserable de todos los mendigos.

El idiota grita, el inteligente opina y el sabio calla.

El victorioso tiene muchos amigos. El vencido, buenos amigos.

Un vaso medio vacío de vino es también uno medio lleno, pero una mentiras a medias, de ningún modo es una media verdad.
Trabajé siempre para mi patria poniendo voluntad, no incertidumbre; método no desorden; disciplina, no caos; constancia no improvisación; firmeza, no blandura; magnanimidad, no condescendencia.

El enseñar a los niños a querer a sus padres y hermanos y a ser respetuosos con sus superiores, hecha los cimientos de correctas actitudes mentales y morales para llegar a ser buenos ciudadanos.

La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren.

Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti.

El amor verdadero, el amor ideal, el amor de alma, es el que solo desea la felicidad de la persona amada sin exigirle en pago nuestra propia felicidad.

A los veinte años un hombre es un pavo real; a los treinta, un león; a los cuarenta, un camello; a los cincuenta, una serpiente; a los sesenta, un perro; a los setenta, un mono; a los ochenta, nada.

No se cuando me enamore de ti ,pero ahí estaba. El amor mas imposible del mundo.

La mujer puede tanto que hace pecar a un santo.

Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hemano complaciente.

El hombre mejor no es nunca el que fue menos niño, sino al revés: el que al pisar los treinta años encuentra acumulado en su corazón el más espléndido tesoro de la infancia.