Voz ( 4 )
Voz. Encuentra docenas de voz con fotos para copiar y compartir.
Algo En Mi Sangre Espera Todavía...
Algo en mi sangre espera todavía.
Algo en mi sangre en que tu voz aún suena.
Pero no. Inútilmente yo te llamo.
Aquella voz que te llamaba es ésta.
Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyen
donde los tuyos la mañana aquella.
Ven hacia mí. La tierra toda oscila,
se mueve, cruje. Vístete. Despierta.
Oh, qué encendida el alma
en su secreto puro, si vinieras.
Sin esperanza, entre la luz del día,
mi voz te llama.
El eco. La respuesta.
De "Primavera de la muerte" 1946
Algo en mi sangre espera todavía.
Algo en mi sangre en que tu voz aún suena.
Pero no. Inútilmente yo te llamo.
Aquella voz que te llamaba es ésta.
Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyen
donde los tuyos la mañana aquella.
Ven hacia mí. La tierra toda oscila,
se mueve, cruje. Vístete. Despierta.
Oh, qué encendida el alma
en su secreto puro, si vinieras.
Sin esperanza, entre la luz del día,
mi voz te llama.
El eco. La respuesta.
De "Primavera de la muerte" 1946
Carlos Bousoño
Presencia En El Olvido
Tú ya no tienes rostro en mi recuerdo. Eres,
nada más, la dorada tarde aquella
en que la primavera se detuvo
a leer con nosotros unos versos.
Y eres también esta tenaz y leve
melancolía que sus pasos mueve
sobre mi corazón,
y casi no es
melancolía...
Alguna vez yo tuve
tu rostro y tus palabras...
¡Hoy no sé qué se hicieron!
Hoy eres solamente
esas pequeñas cosas que se llaman
un día, un libro, el lento
caminar de la mano de la estrella,
y a veces, -pocas veces-, el silencio
fijándome los ojos desolados
en un sitio del aire, como ciegos...
Yo se que estás lejano de mi límite.
Que ya no eres ni la voz ni el eco...
si por el cauce de mi sangre subes,
llegas, vano fantasma, hasta mi sueño.
Y te quiero mirar, y es esta tarde
dorada, que ya dije,
lo que encuentro...
La tarde que tenía un campanario
entre los dedos
y una humana dulzura en la manera
de entendernos...
Tú ya no tienes rostro.
Ya no eres.
Tú ya no tienes rostro en mi recuerdo. Eres,
nada más, la dorada tarde aquella
en que la primavera se detuvo
a leer con nosotros unos versos.
Y eres también esta tenaz y leve
melancolía que sus pasos mueve
sobre mi corazón,
y casi no es
melancolía...
Alguna vez yo tuve
tu rostro y tus palabras...
¡Hoy no sé qué se hicieron!
Hoy eres solamente
esas pequeñas cosas que se llaman
un día, un libro, el lento
caminar de la mano de la estrella,
y a veces, -pocas veces-, el silencio
fijándome los ojos desolados
en un sitio del aire, como ciegos...
Yo se que estás lejano de mi límite.
Que ya no eres ni la voz ni el eco...
si por el cauce de mi sangre subes,
llegas, vano fantasma, hasta mi sueño.
Y te quiero mirar, y es esta tarde
dorada, que ya dije,
lo que encuentro...
La tarde que tenía un campanario
entre los dedos
y una humana dulzura en la manera
de entendernos...
Tú ya no tienes rostro.
Ya no eres.
Meira Delmar
Canción Para Billie Holiday
Y la muerte
nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono
Con careta antigás daba un beso a los niños
Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
poema
Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.
"Extraña fruta y otros poemas" 1968 - 1969
Y la muerte
nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono
Con careta antigás daba un beso a los niños
Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo las
mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuántos errores
cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos
jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo el
arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios
irreales
Lady Day el amor como una libélula
cazador de libélulas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra un
sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
poema
Lady Day
Animales heridos en el bosque nuestros ojos qué piden qué
desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su presa
disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de nuestra
juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor ácido.
"Extraña fruta y otros poemas" 1968 - 1969
Pere Gimferrer
Hasta La Muerte
En el paisaje oscuro
oigo tu voz, tu voz,
tu larga voz de espesas
caricias resbaladas,
mojadas y olorosas.
La noche me suspende
en un vuelo pausado
e, inmóvil, pone en vilo
lo que el hombre no entiende:
tu voz, tu voz querida
hundiéndome en lo ausente.
Uno cierra los ojos
(¡me da miedo mirarte!);
uno tiende las manos
-aves heridas y leves-,
y en sus raíces siente
que tú eres y no eres.
En el paisaje oscuro
oigo tu voz, tu voz,
tu larga voz de espesas
caricias resbaladas,
mojadas y olorosas.
La noche me suspende
en un vuelo pausado
e, inmóvil, pone en vilo
lo que el hombre no entiende:
tu voz, tu voz querida
hundiéndome en lo ausente.
Uno cierra los ojos
(¡me da miedo mirarte!);
uno tiende las manos
-aves heridas y leves-,
y en sus raíces siente
que tú eres y no eres.
Gabriel Celaya
Soneto
Sigo, Amor, con mi júbilo sin bridas
por senderos de mieles tu carrera,
viajando con tu llama y tus heridas
desde el justo contorno de tu esfera.
El pulso tengo de innombrables vidas
en tu perfil sesgado a tu manera
como tu fortaleza tiene asidas
las campanas al sol de mi bandera.
Por una eterna acariciada
llega desnuda y limpia tu figura
al filo de mi luz enamorada,
y en la ventana azul de mi ventura
tu beso, Amor, tu voz y tu mirada
velando mi desvelo de ternura.
Sigo, Amor, con mi júbilo sin bridas
por senderos de mieles tu carrera,
viajando con tu llama y tus heridas
desde el justo contorno de tu esfera.
El pulso tengo de innombrables vidas
en tu perfil sesgado a tu manera
como tu fortaleza tiene asidas
las campanas al sol de mi bandera.
Por una eterna acariciada
llega desnuda y limpia tu figura
al filo de mi luz enamorada,
y en la ventana azul de mi ventura
tu beso, Amor, tu voz y tu mirada
velando mi desvelo de ternura.
Ãngel Augier
Si Mi Voz Muriera En Tierra
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!
Rafael Alberti
paso el tiempo
a solas finjiendo
una cara bonita
una mezcla brillante
una voz perfecta detras de la colina
a solas pienso mucho
a solas me siento tan solo
mis acs bajo la manga
mis 4 paredes de mi dormitorio
a solas siempre a solas
nunca kreo k cambie
a solas siempre a solas
a si no le hago daño a nadie
a solas siempre a solas
nunka kreo k cambie
a solas siempre a solas n mi esteril carruaje
a solas finjiendo
una cara bonita
una mezcla brillante
una voz perfecta detras de la colina
a solas pienso mucho
a solas me siento tan solo
mis acs bajo la manga
mis 4 paredes de mi dormitorio
a solas siempre a solas
nunca kreo k cambie
a solas siempre a solas
a si no le hago daño a nadie
a solas siempre a solas
nunka kreo k cambie
a solas siempre a solas n mi esteril carruaje
cesarobregone
ERAN LAS 3 I IO EN SAN ANDRES fumandome un puro
el sol rojo como un fruto maduro
su voz tan repetitiva por mi mente pasa
como el sonido del mar cuando pegas la oreja hoyo a una tasa
sonido ondulado como su cabello al natural
tenerla a mi lado fantasia perpetua sin pensar
pasear de la mano por esta localidad
afinidad de la buena como el mar a la sal
tocando madera si alguno nos llega la mala suerte lanzar o desear
imposible tan sikiera pensar q eso nos ha de perjudircar en algo
todo esto es tan fuerte como la brabura de las olas al reventar
el sol rojo como un fruto maduro
su voz tan repetitiva por mi mente pasa
como el sonido del mar cuando pegas la oreja hoyo a una tasa
sonido ondulado como su cabello al natural
tenerla a mi lado fantasia perpetua sin pensar
pasear de la mano por esta localidad
afinidad de la buena como el mar a la sal
tocando madera si alguno nos llega la mala suerte lanzar o desear
imposible tan sikiera pensar q eso nos ha de perjudircar en algo
todo esto es tan fuerte como la brabura de las olas al reventar
cesarobregone
hay niña, mi niña
inesperado aquel día
capricho del destino, no te esperaba encontrar
bastaron simplemente un par de miradas
un par de bromas y sonrisas
que terminaron por enamorar un corazon que simplemente
no te esperaba hallar
hay niña, mi niña
inesperado aquel día
capricho del destino, no te esperaba encontrar
bastaron solamente
un par de palabras hipnotisado hasta los huesos
de tu voz tan suave y Tu bello caminar
soñaba y tus labios besar anhelaba
y mi cuerpo sin respuestas se ncontraba
ensonrojado hasta el alma
y Dios lo puede corroborar
el calor q senti en ese momento
cuando imaginariamente te empese a tocar
inesperado aquel día
capricho del destino, no te esperaba encontrar
bastaron simplemente un par de miradas
un par de bromas y sonrisas
que terminaron por enamorar un corazon que simplemente
no te esperaba hallar
hay niña, mi niña
inesperado aquel día
capricho del destino, no te esperaba encontrar
bastaron solamente
un par de palabras hipnotisado hasta los huesos
de tu voz tan suave y Tu bello caminar
soñaba y tus labios besar anhelaba
y mi cuerpo sin respuestas se ncontraba
ensonrojado hasta el alma
y Dios lo puede corroborar
el calor q senti en ese momento
cuando imaginariamente te empese a tocar
cesarobregone
Nacimiento
Ha llegado la noche para todos:
yo reclino la frente en esta piedra,
donde los siglos ciegamente pasan,
mientras fulgen, arriba, las estrellas.
Entre duros peñascos me arregazan
los brazos maternales de la tierra.
Soy un hombre desnudo. Hoy he nacido,
como una larga luz, en su corteza.
Ni me muero, ni sueño. Abro los ojos
y extendiendo mis manos verdaderas
toco el origen de mi ser humano,
el vientre elemental que me naciera.
Y, en la frente, la roca, su llamada,
la vida en destrucción que, ardiendo, espera
la voz de Dios, que sobre el mundo clama
y se rompe, temblando, en las estrellas.
Ha llegado la noche para todos:
yo reclino la frente en esta piedra,
donde los siglos ciegamente pasan,
mientras fulgen, arriba, las estrellas.
Entre duros peñascos me arregazan
los brazos maternales de la tierra.
Soy un hombre desnudo. Hoy he nacido,
como una larga luz, en su corteza.
Ni me muero, ni sueño. Abro los ojos
y extendiendo mis manos verdaderas
toco el origen de mi ser humano,
el vientre elemental que me naciera.
Y, en la frente, la roca, su llamada,
la vida en destrucción que, ardiendo, espera
la voz de Dios, que sobre el mundo clama
y se rompe, temblando, en las estrellas.
José Luis Hidalgo
Poema Para La Voz de Marilyn Monroe
Tu voz.
Solo tu tibia y sinuosa voz de leche.
Solo un aliento gutural, silbante,
modulado entre carne, tiernamente
modulado entre almohadas
de incontenible pasmo, bordeando
las simas del gemido,
del estertor acaso.
Como un tacto de fina piel abierta.
Como un espeso y claro líquido absorbente
que envuelve tus adentros, que te sube
del sxo mismo hasta los labios,
que recorre tus dulces cavidades
antes de ser el soplo
caliente y sensorial que nos sumerge.
Tu masticada voz, que te desnuda
sutilmente, insidiosamente, como
si en derredor de tu cintura fuese
creando y disipando al mismo tiempo
mil velos transparentes de saliva.
Tu voz resuelta en quejas y mohines
que trasmina como un olor a cuerpo,
un tierno olor sedoso
que se propaga en ondas, que nos roza
tan delicadamente, que es posible
sentirlo por las manos y en las piernas.
Tu voz labial, visible,
como gustando el aire, como dando
forma a posibles moldes para besos.
Tu voz de oscura selva con riachuelos.
Clavado aquí, en mi hombría,
oigo tu voz, que late entre mis dientes,
y enmudezco la radio, y cierro el gesto.
Porque tú ya estás muerta;
porque hace largos meses que estás muerta
y aún es posible el grito enfebrecido.
Oigo tu voz carnal, y me pregunto
qué pasa aquí. Si acaso es esto un nuevo
pecado, o un castigo.
Tu voz.
Solo tu tibia y sinuosa voz de leche.
Solo un aliento gutural, silbante,
modulado entre carne, tiernamente
modulado entre almohadas
de incontenible pasmo, bordeando
las simas del gemido,
del estertor acaso.
Como un tacto de fina piel abierta.
Como un espeso y claro líquido absorbente
que envuelve tus adentros, que te sube
del sxo mismo hasta los labios,
que recorre tus dulces cavidades
antes de ser el soplo
caliente y sensorial que nos sumerge.
Tu masticada voz, que te desnuda
sutilmente, insidiosamente, como
si en derredor de tu cintura fuese
creando y disipando al mismo tiempo
mil velos transparentes de saliva.
Tu voz resuelta en quejas y mohines
que trasmina como un olor a cuerpo,
un tierno olor sedoso
que se propaga en ondas, que nos roza
tan delicadamente, que es posible
sentirlo por las manos y en las piernas.
Tu voz labial, visible,
como gustando el aire, como dando
forma a posibles moldes para besos.
Tu voz de oscura selva con riachuelos.
Clavado aquí, en mi hombría,
oigo tu voz, que late entre mis dientes,
y enmudezco la radio, y cierro el gesto.
Porque tú ya estás muerta;
porque hace largos meses que estás muerta
y aún es posible el grito enfebrecido.
Oigo tu voz carnal, y me pregunto
qué pasa aquí. Si acaso es esto un nuevo
pecado, o un castigo.
Rafael Guillén
Amiga A La Que Amo...
Amiga a la que amo: no envejezcas.
Que se detenga el tiempo sin tocarte;
que no te quite el manto
de la perfecta juventud. Inmóvil
junto a tu cuerpo de muchacha dulce
quede, al hallarte, el tiempo.
Si tu hermosura ha sido
la llave del amor, si tu hermosura
con el amor me ha dado
la certidumbre de la dicha,
la compañía sin dolor, el vuelo,
guárdate hermosa, joven siempre.
No quiero ni pensar lo que tendría
de soledad mi corazón necesitado,
si la vejez dañina, prejuiciosa
cargara en ti la mano,
y mordiera tu piel, desvencijara
tus dientes, y la música
que mueves, al moverte, deshiciera.
Guárdame siempre en la delicia
de tus dientes parejos, de tus ojos,
de tus olores buenos,
de tus brazos que me enseñas
cuando a solas conmigo te has quedado
desnuda toda, en sombras,
sin más luz que la tuya,
porque tu cuerpo alumbra cuando amas,
más tierna tú que las pequeñas flores
con que te adorno a veces.
Guárdame en la alegría de mirarte
ir y venir en ritmo, caminando
y, al caminar, meciéndote
como si regresaras de la llave del agua
llevando un cántaro en el hombro.
Y cuando me haga viejo,
y engorde y quede calvo, no te apiades
de mis ojos hinchados, de mis dientes
postizos, de las canas que me salgan
por la nariz. Aléjame,
no te apiades, destiérrame, te pido;
hermosa entonces, joven como ahora,
no me ames: recuérdame
tal como fui al cantarte, cuando era
yo tu voz y tu escudo,
y estabas sola, y te sirvió mi mano.
Amiga a la que amo: no envejezcas.
Que se detenga el tiempo sin tocarte;
que no te quite el manto
de la perfecta juventud. Inmóvil
junto a tu cuerpo de muchacha dulce
quede, al hallarte, el tiempo.
Si tu hermosura ha sido
la llave del amor, si tu hermosura
con el amor me ha dado
la certidumbre de la dicha,
la compañía sin dolor, el vuelo,
guárdate hermosa, joven siempre.
No quiero ni pensar lo que tendría
de soledad mi corazón necesitado,
si la vejez dañina, prejuiciosa
cargara en ti la mano,
y mordiera tu piel, desvencijara
tus dientes, y la música
que mueves, al moverte, deshiciera.
Guárdame siempre en la delicia
de tus dientes parejos, de tus ojos,
de tus olores buenos,
de tus brazos que me enseñas
cuando a solas conmigo te has quedado
desnuda toda, en sombras,
sin más luz que la tuya,
porque tu cuerpo alumbra cuando amas,
más tierna tú que las pequeñas flores
con que te adorno a veces.
Guárdame en la alegría de mirarte
ir y venir en ritmo, caminando
y, al caminar, meciéndote
como si regresaras de la llave del agua
llevando un cántaro en el hombro.
Y cuando me haga viejo,
y engorde y quede calvo, no te apiades
de mis ojos hinchados, de mis dientes
postizos, de las canas que me salgan
por la nariz. Aléjame,
no te apiades, destiérrame, te pido;
hermosa entonces, joven como ahora,
no me ames: recuérdame
tal como fui al cantarte, cuando era
yo tu voz y tu escudo,
y estabas sola, y te sirvió mi mano.
Rubén Bonifaz Nuño
Danza
Qué voz hace crujir el vestido de seda
de esta noche y entreabrir los muslos tiernamente
y desnudar su espalda de mujer?
Parece ser el canto ebrio de bacantes
o el susurro lejano de una viuda
o la lluvia entrecortada de una novia.
¿Qué voz extraña hace que el perro se levante y dance,
y la luna galope en el lomo de un caballo,
y el lago abra su ojo cristalino más que nunca?
¡Levántate, amor! La noche espera ser ungida
de vinos y perfumes,
sacrificada como una diosa frágil
entre los brazos de la tierra.
Qué voz hace crujir el vestido de seda
de esta noche y entreabrir los muslos tiernamente
y desnudar su espalda de mujer?
Parece ser el canto ebrio de bacantes
o el susurro lejano de una viuda
o la lluvia entrecortada de una novia.
¿Qué voz extraña hace que el perro se levante y dance,
y la luna galope en el lomo de un caballo,
y el lago abra su ojo cristalino más que nunca?
¡Levántate, amor! La noche espera ser ungida
de vinos y perfumes,
sacrificada como una diosa frágil
entre los brazos de la tierra.
Orietta Lozano
Profundo Amor
Profundo amor
nacido a ras del arco
arco tendido contra lo imposible
tu voz de cueva se extendió en mi cuenco
cabalgaste flechas hasta el mismo centro
El tiempo nos lanzó de lado a lado
trazos redondos surcando paralelos espacios
coincidimos desafiando las leyes deletreadas
infringiendo barreras quebrantadas al tacto
Tiempos feroces no nos devoraron
jugando a niños llegamos a la cópula
llegamos al principio de los vientos
al íntimo recodo del común aposento
Profundo amor compañero de llamas
compañero del agua de ternuras sin nombre
jinete de mis sueños
de mis piernas al alba.
Profundo amor
nacido a ras del arco
arco tendido contra lo imposible
tu voz de cueva se extendió en mi cuenco
cabalgaste flechas hasta el mismo centro
El tiempo nos lanzó de lado a lado
trazos redondos surcando paralelos espacios
coincidimos desafiando las leyes deletreadas
infringiendo barreras quebrantadas al tacto
Tiempos feroces no nos devoraron
jugando a niños llegamos a la cópula
llegamos al principio de los vientos
al íntimo recodo del común aposento
Profundo amor compañero de llamas
compañero del agua de ternuras sin nombre
jinete de mis sueños
de mis piernas al alba.
Gioconda Belli
Todo Es Diáfano Y Bello
Mecen los blandos sauces la verde cabellera;
todo es diáfano y bello cuando estoy a tu lado;
una sutil fragancia de nardo macerado
difunde sus efluvios sobre la tierra entera.
¡Amado! El tiempo es claro, llega la primavera;
regresa en los capullos del jardín olvidado;
y humildes, tiernas, blancas, en el verdor del prado
abren las margaritas su múltiple gorguera.
Con tu voz de agua viva, la frescura me traes.
Mi alma es tierra seca, tierra estéril y mustia
y tú sobre mi alma como la lluvia caes.
Me llenas de dulzura con tu voz de colmena
y tus hondas palabras rielan sobre mi angustia
como luz de luceros en el agua serena.
Mecen los blandos sauces la verde cabellera;
todo es diáfano y bello cuando estoy a tu lado;
una sutil fragancia de nardo macerado
difunde sus efluvios sobre la tierra entera.
¡Amado! El tiempo es claro, llega la primavera;
regresa en los capullos del jardín olvidado;
y humildes, tiernas, blancas, en el verdor del prado
abren las margaritas su múltiple gorguera.
Con tu voz de agua viva, la frescura me traes.
Mi alma es tierra seca, tierra estéril y mustia
y tú sobre mi alma como la lluvia caes.
Me llenas de dulzura con tu voz de colmena
y tus hondas palabras rielan sobre mi angustia
como luz de luceros en el agua serena.
Dora Castellanos
~ Y te quiero en la distancia ~
Y te quiero en la distancia,
te llevo en mí en cada momento,
navegas dulcemente en el pensamiento
cuando tu nombre le susurro al viento.
En sueños te abrazo junto a la Luna
y las estrellas tiritan de alegría,
una música suave me acompaña de prisa,
es tu mágica voz que ilumina mi sonrisa.
Cuando las tristezas me inundan el alma,
cuando la vida azota mi corazón,
cierro los ojos y recuerdo tus palabras
y vienen con ellas una fuerza que me calma.
Y te quiero a pesar del tiempo,
y te adoro sin cansancio y con orgullo,
este querer que sembraste en mi pecho
es tan fuerte que ni arrancarlo podrá la muerte.
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Y te quiero en la distancia,
te llevo en mí en cada momento,
navegas dulcemente en el pensamiento
cuando tu nombre le susurro al viento.
En sueños te abrazo junto a la Luna
y las estrellas tiritan de alegría,
una música suave me acompaña de prisa,
es tu mágica voz que ilumina mi sonrisa.
Cuando las tristezas me inundan el alma,
cuando la vida azota mi corazón,
cierro los ojos y recuerdo tus palabras
y vienen con ellas una fuerza que me calma.
Y te quiero a pesar del tiempo,
y te adoro sin cansancio y con orgullo,
este querer que sembraste en mi pecho
es tan fuerte que ni arrancarlo podrá la muerte.
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Marielena Rondinel
~ Encanto y pasión ~
Estar a tu lado, sentir tu calor,
tus dedos hundiéndose en mis cabellos,
tu aliento y tu voz que me hipnotiza:
¡Es lo mejor que tiene entre otras cosas el amor!
Palabras que van y vienen y tus manos,
esas manos fuertes que no se detienen
van dibujando mi silueta lentamente:
conquistando cumbres, despertando mares.
Y la luna en lo alto de ese cielo infinito
mira muy celosa a este par de enamorados,
tú y yo presurosos renaciendo en cada beso
susurrando un "te amo" y ardiendo de deseo.
Noche apacible convertida en manantial de caricias,
estrellas sonámbulas queriendo indagar un querer,
nosotros volando entre sábanas en el paraiso
¡Emociones diversas se conjugan hasta el amanecer!
Endulzada por tu besos me siento flotar,
al roce de tu piel con la mía me estremezco,
me tomas en tus brazos, me haces cruzar arco iris
¡Derroche de encanto y pasión que envuelve mi ser!
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Estar a tu lado, sentir tu calor,
tus dedos hundiéndose en mis cabellos,
tu aliento y tu voz que me hipnotiza:
¡Es lo mejor que tiene entre otras cosas el amor!
Palabras que van y vienen y tus manos,
esas manos fuertes que no se detienen
van dibujando mi silueta lentamente:
conquistando cumbres, despertando mares.
Y la luna en lo alto de ese cielo infinito
mira muy celosa a este par de enamorados,
tú y yo presurosos renaciendo en cada beso
susurrando un "te amo" y ardiendo de deseo.
Noche apacible convertida en manantial de caricias,
estrellas sonámbulas queriendo indagar un querer,
nosotros volando entre sábanas en el paraiso
¡Emociones diversas se conjugan hasta el amanecer!
Endulzada por tu besos me siento flotar,
al roce de tu piel con la mía me estremezco,
me tomas en tus brazos, me haces cruzar arco iris
¡Derroche de encanto y pasión que envuelve mi ser!
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Marielena Rondinel
~ Lo que siento por ti ~
Cual mariposas revoloteando
así danzan en mi mente los recuerdos,
cual estrellas adornando el cielo
así estás presente a cada momento.
No hallo sueño en que no pueda verte,
ni lugar, ni tiempo que no quisiera tenerte;
me ahogo en el llanto, se quiebra mi voz
y pido al destino que me devuelva tu amor.
Cual ave surcando las montañas,
se abre mi corazón como esas bellas alas;
cual río fluyendo hacia el caudaloso mar
así se une mi alma a tu alma con todo su esplendor.
No encuentro definición para este sentimiento,
ni palabras, ni canciones que no te quisiera dedicar,
no hallo medida para este regalo que me dio la vida
¡Solo sé que lo que siento por ti, es verdadero y real!
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Cual mariposas revoloteando
así danzan en mi mente los recuerdos,
cual estrellas adornando el cielo
así estás presente a cada momento.
No hallo sueño en que no pueda verte,
ni lugar, ni tiempo que no quisiera tenerte;
me ahogo en el llanto, se quiebra mi voz
y pido al destino que me devuelva tu amor.
Cual ave surcando las montañas,
se abre mi corazón como esas bellas alas;
cual río fluyendo hacia el caudaloso mar
así se une mi alma a tu alma con todo su esplendor.
No encuentro definición para este sentimiento,
ni palabras, ni canciones que no te quisiera dedicar,
no hallo medida para este regalo que me dio la vida
¡Solo sé que lo que siento por ti, es verdadero y real!
©Marielena Rondinel
(Perú)
Todos los Derechos Reservados
Marielena Rondinel
Un Poco Mas Para Recordar
Aun q ya te has ido hace tiempo
siento tan fresco tu recuerdo
como si solo fuera d hace algún momento
Fueron tantos detalles
tantos q recordarlos sería perder un día
un día mas pensando en ti como cada uno d mis dias
Tus ojos al otro lado de la calle
cuando tus amigas te acorralaban
mi voz tratando de gritarle
al mundo cuanto te amaba
q a cada segundo te entregaba mi alma
Ya q no estas no eh podido evitar
pensar en ti cada despertar
eres un motivo para caminar
una razón para nunca olvidar
lo bello que es amar
Porq tu me diste todo aunq no podías
porq yo te quero tanto q por ti todo daría
no me importa estar lejos yo no te dejo de amar
aunq tu no puedas estar aquí una vez mas
Q mas quiero si la vida tengo ya?..
quiero tu cariño, quiero cuidar tu ser
quiero ser tuyo amor
quiero q por mi se emocione tu corazón
q sepas q por ti se acelera mi respiración.
Te quiero aunq ya no estes a mi lado
Aun q ya te has ido hace tiempo
siento tan fresco tu recuerdo
como si solo fuera d hace algún momento
Fueron tantos detalles
tantos q recordarlos sería perder un día
un día mas pensando en ti como cada uno d mis dias
Tus ojos al otro lado de la calle
cuando tus amigas te acorralaban
mi voz tratando de gritarle
al mundo cuanto te amaba
q a cada segundo te entregaba mi alma
Ya q no estas no eh podido evitar
pensar en ti cada despertar
eres un motivo para caminar
una razón para nunca olvidar
lo bello que es amar
Porq tu me diste todo aunq no podías
porq yo te quero tanto q por ti todo daría
no me importa estar lejos yo no te dejo de amar
aunq tu no puedas estar aquí una vez mas
Q mas quiero si la vida tengo ya?..
quiero tu cariño, quiero cuidar tu ser
quiero ser tuyo amor
quiero q por mi se emocione tu corazón
q sepas q por ti se acelera mi respiración.
Te quiero aunq ya no estes a mi lado
Tovléz
Luz de Llanto
"Para cumplir imaginaria cita "
he de escribir en lágrimas.
Talvez los lentos monosílabos
cálidamente, mudamente digan
lo que ayer no supieron las palabras.
Temblorosa, desnuda,
el alma iba al cuenco de tus manos
pidiendo el pan de la ternura
y el sorbo de una diáfana alegría.
¡Oh silencio aromante!
¡Oh fuego sosegante!
¡Oh rosario de instantes sin mancilla,
labrado en los metales de la tarde!
En macilenta soledad,
más pálida, más lenta,
se extenúa la tarde sin tu forma.
Tu ademán era el nardo
y eran tu voz la brisa y la amapola.
Para el último vuelo
se azulaban rozándote las horas,
y al llegar los luceros sorprendían
la tarde iluminada por tu sombra.
Vuelvo mis ojos a la noche
que te guarda dispersa:
blancuras errabundas, azul profundidad
palpitación tranquila de la tierra.
Como no puede ser
la tarde sin tu forma, hoyes la noche
recinto de mi sueño y de tu sombra.
Con luz de llanto -enjambre de luciérnagas-
otra vez he de hallarte,
¡oh dulce sombra de las tardes muertas!
"Para cumplir imaginaria cita "
he de escribir en lágrimas.
Talvez los lentos monosílabos
cálidamente, mudamente digan
lo que ayer no supieron las palabras.
Temblorosa, desnuda,
el alma iba al cuenco de tus manos
pidiendo el pan de la ternura
y el sorbo de una diáfana alegría.
¡Oh silencio aromante!
¡Oh fuego sosegante!
¡Oh rosario de instantes sin mancilla,
labrado en los metales de la tarde!
En macilenta soledad,
más pálida, más lenta,
se extenúa la tarde sin tu forma.
Tu ademán era el nardo
y eran tu voz la brisa y la amapola.
Para el último vuelo
se azulaban rozándote las horas,
y al llegar los luceros sorprendían
la tarde iluminada por tu sombra.
Vuelvo mis ojos a la noche
que te guarda dispersa:
blancuras errabundas, azul profundidad
palpitación tranquila de la tierra.
Como no puede ser
la tarde sin tu forma, hoyes la noche
recinto de mi sueño y de tu sombra.
Con luz de llanto -enjambre de luciérnagas-
otra vez he de hallarte,
¡oh dulce sombra de las tardes muertas!
Carlos López Narváez
Paisaje
Igual que las antenas de los televisores
tiendo a veces mis brazos para captar tu imagen.
Frío árbol de aluminio,
Y voy por la ciudad buscándote,
llamándote,
auscultando uno a uno los canales del viento.
Se me llenan los ojos de anuncios y señales,
de violencias ajenas, de misterios vulgares.
Pero tú no apareces.
Igual que las antenas de los televisores
tiendo mis fríos brazos de aluminio
en todas direcciones
para ver si te encuentro.
Abro mi pecho acústico para oír tus palabras
que lleguen por mis brazos
al corazón sonoro.
Pero tu voz no llega.
¿Dónde estás?
¿Por dónde pasa el río tembloroso de tu imagen?
¿Dónde estás?
No te encuentro. No capto
tu huella de luciérnagas.
Y me quedo en la noche
igual que las antenas de los televisores,
con mis rígidos brazos como árbol de aluminio.
Igual que las antenas de los televisores
tiendo a veces mis brazos para captar tu imagen.
Frío árbol de aluminio,
Y voy por la ciudad buscándote,
llamándote,
auscultando uno a uno los canales del viento.
Se me llenan los ojos de anuncios y señales,
de violencias ajenas, de misterios vulgares.
Pero tú no apareces.
Igual que las antenas de los televisores
tiendo mis fríos brazos de aluminio
en todas direcciones
para ver si te encuentro.
Abro mi pecho acústico para oír tus palabras
que lleguen por mis brazos
al corazón sonoro.
Pero tu voz no llega.
¿Dónde estás?
¿Por dónde pasa el río tembloroso de tu imagen?
¿Dónde estás?
No te encuentro. No capto
tu huella de luciérnagas.
Y me quedo en la noche
igual que las antenas de los televisores,
con mis rígidos brazos como árbol de aluminio.
Manuel José Arce
el momento a llegado puedo sentir la niebla de su aliento con voz sedienta advirtiendo
seduciendo al mas alla... el momento a llegado
porque correr si por mi a venido porque escapar si no me a atrapado porke amargarme si a mi no me a faltado
solo aceptar que ahora el momento a llegado
solo esperar que me lleve que me habra las puertas del destino proximo
que me deje fantasear un poco con ese ultimo lugar
el paradero final porq amargarme porq gritar
el momento a llegado ..tarde o temprano llegara
seduciendo al mas alla... el momento a llegado
porque correr si por mi a venido porque escapar si no me a atrapado porke amargarme si a mi no me a faltado
solo aceptar que ahora el momento a llegado
solo esperar que me lleve que me habra las puertas del destino proximo
que me deje fantasear un poco con ese ultimo lugar
el paradero final porq amargarme porq gritar
el momento a llegado ..tarde o temprano llegara
cesarobregone
Ay, Voz Secreta
Ay voz secreta del amor oscuro
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!
¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay silencio sin fin, lirio maduro!
Huye de mi, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.
Deja el duro marfil de mi cabeza
apiádate de mi, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!
Ay voz secreta del amor oscuro
¡ay balido sin lanas! ¡ay herida!
¡ay aguja de hiel, camelia hundida!
¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!
¡Ay noche inmensa de perfil seguro,
montaña celestial de angustia erguida!
¡Ay silencio sin fin, lirio maduro!
Huye de mi, caliente voz de hielo,
no me quieras perder en la maleza
donde sin fruto gimen carne y cielo.
Deja el duro marfil de mi cabeza
apiádate de mi, ¡rompe mi duelo!
¡que soy amor, que soy naturaleza!
Federico GarcÃa Lorca
Ya no puedo esperar
a verte de nuevo
ya no puedo esperar
de verdad muero
por mirar tus ojos una vez mas
escuchar tu voz sin cesar
tocar tus manos, poderte abrazar
ya no puedo esperar
a verte de nuevo
ya no puedo esperar
en verdad de ansias muero!
a verte de nuevo
ya no puedo esperar
de verdad muero
por mirar tus ojos una vez mas
escuchar tu voz sin cesar
tocar tus manos, poderte abrazar
ya no puedo esperar
a verte de nuevo
ya no puedo esperar
en verdad de ansias muero!
Tovléz
Perfume
Vuelvo a tenerte, amor,
como si nunca
te me hubieras ido.
Tus manos me recorren
el rostro suavemente,
y te oigo la voz en un
susurro
que me roza el oído.
Vuelvo a tenerte
y pienso en el perfume
que de nuevo me hiere
aunque el jazmín no exista.
Vuelvo a tenerte, amor,
como si nunca
te me hubieras ido.
Tus manos me recorren
el rostro suavemente,
y te oigo la voz en un
susurro
que me roza el oído.
Vuelvo a tenerte
y pienso en el perfume
que de nuevo me hiere
aunque el jazmín no exista.
Meira Delmar
Tono de Conjuro
Cada grito que pide un lunar eco
es la sed que atormenta a un árbol seco.
Cada piedra que sola se levanta
es la estela de un dios que nadie canta.
Cada surco de cal, cada amargura
es el muro sin luz de mi locura.
Cada rosa de vidrio, cada llama
es la voz de un temblor que me reclama.
Cada playa sin mar, cada desnudo
es el campo de sol que nunca eludo.
Cada sangre que sé, cada manzana
es la senda, del mundo, más lejana.
Cada verso que escribo, cada canto
es tan solo un conjuro; solo tanto.
Cada grito que pide un lunar eco
es la sed que atormenta a un árbol seco.
Cada piedra que sola se levanta
es la estela de un dios que nadie canta.
Cada surco de cal, cada amargura
es el muro sin luz de mi locura.
Cada rosa de vidrio, cada llama
es la voz de un temblor que me reclama.
Cada playa sin mar, cada desnudo
es el campo de sol que nunca eludo.
Cada sangre que sé, cada manzana
es la senda, del mundo, más lejana.
Cada verso que escribo, cada canto
es tan solo un conjuro; solo tanto.
Juan Eduardo Cirlot
¿en Qué Piensas?
Dime: cuando en la noche taciturna,
la frente escondes en tu mano blanca,
y oyes la triste voz de la nocturna
brisa que el polen de la flor arranca;
cuando se fijan tus brillantes ojos
en la plomiza clámide del cielo...
y mustia asoma entre tus labios rojos
una sonrisa fría como el hielo;
cuando en el marco gris de tu ventana
lánguida apoyas tu cabeza rubia...
y miras con tristeza en la cercana
calle, rodar las gotas de la lluvia;
dime: cuando en la noche te despiertas
y hundes el codo en la almohada y lloras...
y abres entre las sombras las inciertas
pupilas como el sol abrasadoras;
¿en qué piensas? ¿en qué? ¡pobre ángel mío!
Piensas en nuestro amor despedazado
ya, como el junco al ímpetu bravío
del torrente que salta desbordado?
¿Piensas tal vez en las azules tardes
en que a la luz de tu mirada ardiente,
mis ojos indecisos y cobardes
posáronse en el mármol de tu frente?
¿O piensas en la hojosa enredadera
bajo la cual un tiempo te veía
peinar tu ensortijada cabellera,
al abrirse los párpados del día?
¡Quién sabe!... no lo sé, pero imagino
que en esas horas de aparente calma,
percibes mucha sombra en tu camino,
¡sientes muchas tristezas en el alma!
Mas... otro amante extinguirá tu frío,
yo sé que tu pesar no será eterno;
mañana vivirás en pleno estío...
y yo, con mi dolor... ¡en pleno invierno!
Dime: cuando en la noche taciturna,
la frente escondes en tu mano blanca,
y oyes la triste voz de la nocturna
brisa que el polen de la flor arranca;
cuando se fijan tus brillantes ojos
en la plomiza clámide del cielo...
y mustia asoma entre tus labios rojos
una sonrisa fría como el hielo;
cuando en el marco gris de tu ventana
lánguida apoyas tu cabeza rubia...
y miras con tristeza en la cercana
calle, rodar las gotas de la lluvia;
dime: cuando en la noche te despiertas
y hundes el codo en la almohada y lloras...
y abres entre las sombras las inciertas
pupilas como el sol abrasadoras;
¿en qué piensas? ¿en qué? ¡pobre ángel mío!
Piensas en nuestro amor despedazado
ya, como el junco al ímpetu bravío
del torrente que salta desbordado?
¿Piensas tal vez en las azules tardes
en que a la luz de tu mirada ardiente,
mis ojos indecisos y cobardes
posáronse en el mármol de tu frente?
¿O piensas en la hojosa enredadera
bajo la cual un tiempo te veía
peinar tu ensortijada cabellera,
al abrirse los párpados del día?
¡Quién sabe!... no lo sé, pero imagino
que en esas horas de aparente calma,
percibes mucha sombra en tu camino,
¡sientes muchas tristezas en el alma!
Mas... otro amante extinguirá tu frío,
yo sé que tu pesar no será eterno;
mañana vivirás en pleno estío...
y yo, con mi dolor... ¡en pleno invierno!
Julio Florez