Colección de paco

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Es por el hombre que hay valores en el mundo.

Jean Paul Sartre

Si yo ordenara -decía frecuentemente-, si yo ordenara a un general que se transformara en ave marina y el general no me obedeciese, la culpa no sería del general, sino mía

Antoine de Saint-Exupéry

Al pan, pan, y al vino, vino.

Refrán

El que no ama ya esta muerto.

Arthur Schopenhauer

No solo de pan vive el hombre.

Refrán

El hombre que puede, es rey.

Thomas Carlyle

Dejemos que el pasado sea el pasado.

Homero

Desafortunadamente no es muy bien comprendido que de la misma manera que el estado no tiene dinero propio, tampoco posee poder propio. Todo el poder que tiene es el que le ha dado la sociedad, más lo que de vez en cuando confisca bajo uno u otro pretexto. No existe otra fuente de la que el estado pueda extraer poder. Por lo tanto, cada apropiación de poder estatal, ya sea voluntaria o confiscatoria, deja a la sociedad con tanto menos poder. Nunca hay ni podrá haber ningún fortalecimiento del poder del estado, sin una correspondiente y prácticamente equivalente disminución del poder social.

Albert Jay Nock

La razón teórica por la cual es erróneo centrarse en la democracia o en la dictadura es que los Estados ?todos los Estados? gobiernan a su población y deciden si habrán de hacer la guerra o no. Y todos los Estados, sean formalmente democracias o dictaduras, o algún otro tipo de gobierno, están regidos por una elite. El hecho de que estas elites, en cualquier caso particular, hagan o no la guerra a otro Estado se da en función de un complejo entrecruzamiento de causas, entre ellas el temperamento de los gobernantes, la fuerza de sus enemigos, los motivos para la guerra, la opinión pública. Si bien esta última debe calibrarse en cualquier caso, la única verdadera diferencia entre una democracia y una dictadura en lo que respecta a hacer la guerra es que en la primera es preciso desplegar una mayor propaganda ante los ciudadanos para formar a la opinión pública de modo que sea favorable a los propósitos del gobierno. La propaganda intensiva es necesaria en cualquier caso, tal como podemos ver en el comportamiento de todos los modernos Estados belicistas que extreman sus esfuerzos para moldear la opinión. Pero el Estado democrático debe trabajar con mayor perseverancia y rapidez. Y además, debe ser más hipócrita en la utilización de su retórica, que tiene que resultar atractiva para los valores de las masas: justicia, libertad, interés nacional, patriotismo, paz mundial, etc. Por lo tanto, en los Estados democráticos el arte de la propaganda debe ser un poco más sofisticado y refinado. Pero esto, como hemos visto, se aplica a todas las decisiones gubernamentales, no solo a la guerra o la paz, dado que todos los gobiernos ?pero en especial los democráticos? deben trabajar con perseverancia para persuadir a los ciudadanos de que todos sus actos de opresión están destinados a beneficiarlos.



Lo que hemos dicho acerca de la democracia y la dictadura se aplica igualmente a la falta de correlación entre los grados de libertad interna de un país y su agresividad externa. Se ha demostrado que algunos Estados son perfectamente capaces de permitir un grado considerable de libertad dentro de sus fronteras mientras llevan adelante guerras agresivas en el exterior; otros Estados tienen un gobierno totalitario, pero su política exterior es pacífica. Los ejemplos de Uganda, Albania, China, Gran Bretaña, etc., encajan perfectamente en esta comparación.

Murray Rothbard

Jesús es mi Dios, Jesús es mi Esposo, Jesús es mi Vida, Jesús es mi único Amor, Jesús es todo mi ser, Jesús es mi todo.

Madre Teresa de Calcuta

Hay una forma de hacerlo mejor -encuéntrala.

Thomas Edison

-Algunos de estos muchachos nunca van a volver. (Shae)

-Joffrey lo hará. Los peores siempre sobreviven. (Sansa)

Juego de Tronos

Un hombre no es más que lo que sabe.

Sir Francis Bacon

Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad.

Refrán

Donde hay amor, hay dolor.

Refrán

Amor

Cuando todo se aquieta
en el silencio, vuelvo
al borde de la cuna
en que mi niño duerme
con ojos tan cerrados
que apenas si podría
entrar hasta su sueño
la moneda de un ángel.

Dejados al abrigo
de su ternura asoman
por la colcha en desorden,
muy cerca de sus manos,
los juguetes que tuvo
junto a sí todo el día,
ensayando un afecto
al que ya soy extraña.

Quien a mí estuvo unido
como carne en mi carne,
un poco más se aparta
cada instante que vive;
pero esa es mi tristeza
y mi alegría un tiempo,
porque se cierra el círculo
y él camina al amor.

María Victoria Atencia
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