El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás.
La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que cada vez es más difícil encontrar a alguien que esté completamente sano.
La magnitud de las cantidades de dinero parece variar en modo notable según hayan de ser pagadas o cobradas.
Las palabras están ahí para explicar el significado de las cosas, de manera que el que las escucha, entienda dicho significado.
La civilización es, entre otras cosas, el proceso por el que las primitivas manadas se transforman en una analogía, tosca y mecánica, de las comunidades orgánicas de los insectos sociales.
En la mayoría de los casos la ignorancia es algo superable. No sabemos por qué no queremos saber.
Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia.
Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.
El hábito convierte los placeres suntuosos en necesidades cotidianas.
Grande es la verdad, pero más grande todavía, desde un punto de vista práctico, el silencio sobre la verdad.
A la larga, la ira y el odio son emociones que se derrotan a sí mismas.
... el optimismo es el abrirse de un alma a la luz; es una expansión hacia Dios y en Dios, es una espiritual unificación de sí mismo con el infinito.
Tengo que decir que el arte es el proceso por el cual reconstruimos la divina realidad haciéndola surgir del caos.
No hay civilización alguna sin estabilidad social. Y no hay estabilidad social sin estabilidad individual.
... la inhumanidad del hombre para el hombre ha sido inspirada por el amor a la crueldad como crueldad, a su horrible y fascinante naturaleza.
Formar parte de una multitud resulta una experimentación muy semejante a la intoxicación alcohólica.
Cuando queremos una emoción determinada, buscamos deliberadamente en nosotros mismos hasta obtenerla: un brillante cristal rosado de placer, un verde o amoratado trozo de miedo...
Los hombres se crean sus dioses a su propia semejanza.
Los espectáculos públicos representan actualmente un papel comparable al que representó en la Edad Media la religión.
Los hechos son marionetas de ventrílocuo. Sentados en las rodillas de un hombre sabio emitirán palabras sabias; en caso contrario no dirán nada o dirán tonterías.