El tic tac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo.
Hablamos de matar el tiempo como si no fuera el tiempo el que nos mata a nosotros.
¡Ah, el eterno femenino! Decía aquel señor cuya mujer nunca acababa de morirse.
Ante la lógica, a veces dudo. Pero lo imposible me parece probable a primera vista.
El dinero ayuda a soportar la pobreza