Eco considera que el intelectual como un organizador de la cultura, alguien que pueda ejecutar una revista o un museo. Un administrador de hecho. Creo que esta es una situación triste para un intelec...
La literatura es mi vida, por supuesto, pero desde un punto de vista ontológico. Desde un punto de vista existencial, me gusta ser un maestro.
La literatura para mí no es un trabajo cotidiano, sino algo que implica deseos, sueños y fantasía.
Nací en la Segunda Guerra Mundial, durante la invasión nazi de mi país.
Recuerdo muy bien las historias que mi abuelo me dijo acerca de la carnicería de la Primera Guerra Mundial, que la gente tiende a olvidar fue una de las peores masacres en la historia humana.
Pero la democracia no es un estado de perfección. Tiene que mejorar, y eso significa una vigilancia constante.
En una novela, mis sentimientos y el sentido de indignación pueden encontrar un medio más amplio de la expresión, que sería más simbólico y aplicable a muchos países europeos.
Yo no quiero promocionar mi propia imagen tampoco. No me gusta ir en la televisión o mezclar en los círculos literarios.
La sal de cualquier civilización interesante es la mezcla.
Mis libros son unos perdedores, sobre las personas que han perdido su camino y se dedican a la búsqueda.
Yo vivo tranquilamente en casa, entre mi família y amigos.
Perfección genera doctrinas, dictadores e ideas totalitarias.
Mi trabajo es ver lo que está haciendo política, que no sea un político mismo.