El entusiasmo mueve el mundo.
Solo ha medio aprendido el arte de la lectura que no ha agregado a él el arte más refinado de los saltos y desnatado.
Es lamentable, teniendo en cuenta que el entusiasmo que mueve el mundo, que tan pocos entusiastas se puede confiar para decir la verdad.
Pensé que Winston Churchill era un hombre joven de la promesa, pero parece que es un hombre joven de promesas.
Nunca perdono, pero siempre me olvido.