Seremos felices. Habrá un nido de besos oculto en los rincones.
Pues YO es otro. Si el cobre se despierta clarín, no es culpa suya.
Los senderos son ásperos. Los montículos se cubren de retamas. El aire está inmóvil. ¡Qué lejos los pájaros y las fuentes! Tiene que ser el fin del mundo, si avanzamos.
El poeta se hace vidente por medio de un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos.
¡La hemos vuelto a hallar! ¿Qué? La Eternidad.... Es la mar mezclada con el sol.
El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás, ¡oh esplendor de la carne! ¡Oh esplendor ideal! ¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes, la bl...
Y al llegar la aurora, armados de ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades
Es falso decir: Yo pienso; deberíamos decir: alguien me piensa.
Tanta paciencia tuve que todo lo he olvidado.
En la horca negra bailan, amable manco, bailan los paladines, los descarnados danzarines del diablo; danzan que danzan sin fin los esqueletos de Paladín.
Hay una catedral descendente y un lago ascendente. Hay un pequeño carruaje abandonado en el soto, o bien bajando a toda prisa por el sendero, adornado con cintas. Hay una compañía de cómicos ambul...
¡Qué vida! La auténtica vida está ausente. No estamos en el mundo.
Soy el santo, orando en la terraza, como las bestias pacíficas que pacen hasta el mar de Palestina. Soy el sabio del sillón sombrío. Las ramas y la lluvia se lanzan contra la ventana de la bibliote...
Soy un efímero y no demasiado descontento ciudadano de una metrópoli creída moderna porque todo gusto conocido ha sido evitado en los mobiliarios y en el exterior de las casas así como en el traza...
A nuestro deseo le hace falta la música sabia.
La música sabia le hace falta a nuestro deseo.
Iba por ahí, con las manos metidas en los bolsillos rotos; hasta tal punto mi gabán se volvía ideal...
Un atardecer, senté a la Belleza sobre mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la insulté.
Mediante la poesía llegar a lo desconocido.
Tenemos fe en el veneno. Sabemos dar nuestra vida entera, todos los días. He aquí el tiempo de los asesinos.