Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en silencio, me queda la palabra.
No sé qué luz, de dentro, de quién, iba naciendo, iba envolviendo tu desnudo amoroso, oh aire, oh mar desnudo.
Besas como si fueses a comerme. Besas besos de mar, a dentelladas.
Si algo me gusta, es vivir. Ver mi cuerpo en la calle, hablar contigo como un camarada, mirar escaparates y, sobre todo, sonreír de lejosa los árboles.
Yo, sin lucha, inerme, me declaro vencido, si vencerme es ver en ti mis manos maniatadas.
Yo por ti, tú por mí, todos por una tierra en paz y una patria mejor.
Porque quiero tu cuerpo ciegamente. porque deseo tu belleza plena. Porque busco ese horror, esa cadena mortal, que arrastra inconsolablemente.
Vísteme de hermosura el pensamiento, serenidad, perennemente unida al árbol de mi vida a contra viento.
Cuerpo de la mujer o mar de oro donde, amando las manos, no sabemos, si los senos son olas, si son remos los brazos, si son alas solas de oro.
Puente de dos columnas, y yo río. Tú, río derrumbado, y yo su puente abrazando, cercando su corriente de luz, de amor, de sangre en desvarío.
De noche, te alisabas los cabellos, yo me dormía, meditando en ellos.
Si escribo es por seguir la costumbre de combatir la injusticia.