La fuerza hidráulica más poderosa del universo, es la lágrima de una mujer.
Las conferencias deben ser como las faldas de las mujeres: suficientemente largas para contener algo y suficientemente cortas para despertar el interés.
Alejandro Magno increpaba a un pirata que había capturado echándole en cara su profesión. - Soy pirata – se oyó responder – porque no tengo más que un barco. Si tuviera una flota, sería un c...
El que ama de verdad no es el que enciende el fuego, sino el que lo conserva.