El gobierno no se ha hecho para la comodidad y el placer de los que gobiernan.
Los sentimientos y las costumbres que son base de la felicidad pública se forman en el hogar doméstico.
El mayor peligro de los gobiernos es gobernar demasiado.
Para vivir existen tres métodos: mendigar, robar o realizar algo.
Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno.
El matrimonio es la escuela segura del orden, de la bondad, de la humanidad, que son cualidades mucho más necesarias que la instrucción y el talento.
Más importa dar a los hombres buenas costumbres que leyes y tribunales.
Las acciones pueden ser atroces, y las intenciones puras.