Yo no imparto enseñanza al que no se esfuerza sinceramente en aprender.
Si tenéis algún defecto, procurad corregirlo.
Perdónaselo todo a quien nada se perdona a sí mismo.
La verdadera ciencia consiste en conocer que se sabe lo que realmente se sabe, y que se ignora lo que en verdad se ignora. En esto consiste la verdadera sabiduría.
¿en qué consiste la bondad? en amar a todos los hombres.
Quien aprende, no por ello penetra hasta la verdad; quien penetra hasta la verdad, no por ello es capaz de afianzarla; quien la afianza, no por ello está en condiciones de sopesarla en cada circunsta...
Cuando uno examina su propia interioridad y comprueba que no hay en ella nada malo, ¿por qué habría de ser triste, qué tiene que temer?.
Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila, porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros.
Si el hombre sabio observa una conducta displicente, no inspirará respeto; si se limita a estudiar, sus conocimientos no serán profundos. Debéis ser siempre sinceros, fieles y actuar con buena fe.
Las penas y privaciones agudizan la inteligencia y fortalecen la prudencia.
Es preciso que los hombres conozcan el mal para poder evitarlo y entregarse a la práctica del bien.
Mi doctrina toda se resume en una sola cosa: «tchung» (el medio); o, acaso, en una sola palabra: «shu» (igualdad, reciprocidad, amor al prójimo).
El hombre noble conserva durante toda su vida la ingenuidad e inocencia propias de la infancia.
Quien tiene la íntima substancia, también tiene las palabras; quien tiene palabras, no siempre tiene también la íntima substancia.
Los caminos del sabio son elevados e inasequibles. Sus actos pueden ser admirados, pero no imitados.
Para que pueda trabarse una verdadera amistad, es preciso prescindir de la superioridad que puedan otorgar la edad, los honores, las riquezas o el poder. El único motivo que nos debe incitar a la ami...
Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.
Cuando el gobernante mismo obra rectamente, ejercerá influencia sobre el pueblo sin dar órdenes, y cuando el gobernante mismo no obra rectamente, todas sus órdenes serán inútiles.
La sabiduría y la prudencia de nada sirven si no se presenta una ocasión propicia; los buenos arados nada pueden por sí solos, si no se presenta una estación favorable.
Sólo quien no repara la falta que ha cometido (no se enmienda) incurre de veras en falta.