No me hago ilusiones sobre mi arte. Yo soy lo que el público me ha hecho y, en consecuencia, no es probable que se olvide de mi deuda con ellos.
Cuando murió mi madre, me encontré un librito suyo que registró todo lo que siempre había hecho, cómo lo había hecho, y lo orgullosa que estaba de su hijo Conrad.
Mi nacimiento no sacudió al Imperio alemán ni causó mucho de un trastorno en el hogar. Agradó a la madre, padre causó una cierta cantidad de orgullo y mi hermano mayor del habitual celos fraterna...