Si tuvieses que morir en este momento, ¿a dónde irías?.
Las obras no son de caridad cuando se hacen por interés.
Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en saber enmendarse.
Donde reina la caridad, ahí está la felicidad.
Una hora ganada al amanecer es un tesoro por la tarde.
Las innovaciones deben introducirse poco a poco, casi insensiblemente.
Haced todo el bien que esté a vuestro alcance, pero sin ostentación; la violeta aunque esté escondida, se descubre por su fragancia.
Trabajemos como si nunca tuviéramos que morir, y vivamos como si tuviésemos que desaparecer a cada instante.
Humildad, caridad y modestia, no pueden estar separadas la una de la otra.
Se podrá hacer economía en cualquier circunstancia, pero a los enfermos provéaseles de cuanto les sea necesario.
La muerte no espera a ninguno.
Quien tiene paz en su conciencia, lo tiene todo.
Para trabajar con éxito, téngase caridad en el corazón y paciencia en la ejecución.
El demonio no puede resistir a la gente alegre.
Respeto a todos, miedo a ninguno.
Proteged a los pobres, si queréis llegar a ser ricos.
Alegría, estudio y piedad: es el mejor programa para hacerte feliz y que más beneficiará tu alma.
Cada uno ocúpese y trabaje tanto cuanto su salud y su capacidad le permitan.
A los niños se hace mucho bien tratándolos siempre con amabilidad. Hay que amarlos y estimarlos a todos por igual, aunque alguna que otra vez no lo merezcan.
Nos sirva de lección y de experiencia todo cuanto sucede.