El precio de entregarse a sí mismo en su juventud en las cosas que no puede permitirse es la pobreza y la dependencia en la vejez.
He aprendido a vivir cada día como viene y no pedir prestado apuro temiendo mañana. Es la oscura amenaza de futuro que nos hace cobardes.
Nadie quiere besar cuando tienen hambre.
La confesión es siempre debilidad. El alma sepulcro guarda sus propios secretos, y toma su propio castigo en silencio.