Crear es tan difícil como ser libre.
La única función del tiempo es consumirse: arde sin dejar cenizas.
El lector puede ser considerado el personaje principal de la novela, en igualdad con el autor; sin él, no se hace nada.
El silencio es como el viento: atiza los grandes malentendidos y no extingue más que los pequeños.
Las barricadas solo tienen dos lados.
Siempre y nunca, es tan largo el uno como el otro.