No sé de qué están hechas las almas, pero la mía y la suya son una sola
La muestra de hoy me ha quitado las ganas de buscar amigos, ni en el campo ni en la ciudad. Un hombre sensato debe tener bastante compañía consigo mismo.
Los buenos y generosos son egoístas más justamente que los déspotas.
Todo era muy propio de la morada de uno de los campesinos de la región, gente recia, tosca, con calzón corto y polainas. Esas salas y esos hombres sentados en ellas ante un jarro de cerveza espumeante...
Da gracias a que estás lejos de mi alcance -dijo él-. ¿Qué demonio te aconseja mirarme con esos infernales ojos? Bájalos y procura no recordarme que existes.
Veo glorias el brillo del cielo y de la fe brilla igual.
Perdone que la moleste. Una mujer con una cara como la de usted tiene necesariamente que ser buena.
He soñado en mi vida, los sueños que se han quedado conmigo para siempre, y cambiaron mis ideas, que han pasado por ya través de mí, como el vino a través del agua, y alterado el color de mi mente.
Una persona que no ha hecho la mitad su jornada de trabajo por diez, tiene un chance de dejar la otra mitad sin hacer.
Si pudiera me gustaría trabajar siempre en el silencio y la oscuridad, y dejar que mis esfuerzos sean conocidos por sus resultados.
Las personas orgullosas reproducen tristes penas por sí mismos.
Ahora estoy bastante curado de la búsqueda del placer en la sociedad, ya sea país o ciudad. Un hombre sensato debe encontrar compañía suficiente en sí mismo.
Voy a caminar en mi propia naturaleza sería líder: Se fastidia que yo eligiera otra guía.
El amor es como la rosa de brezo salvaje, Amistad como el acebo-árbol. El acebo es oscuro cuando las flores de rosa de brezo, pero que florecerán más constante?
Lo que nuestras almas se hacen, la suya y la mía son lo mismo.
Un buen corazón le ayudará a un rostro hermoso, muchacho y una mala girará el bonniest en algo peor de lo feo.
Si él estuviera en mi lugar y yo en el suyo, aunque le odiara con un odio que convirtiera mi vida en hiel, nunca hubiera levantado la mano contra él. [... ] nunca le hubiera echado de su compañía, mie...
La primavera pasada, por estas fechas, soñaba, Catherine, con tenerte bajo este techo; ahora, en cambio, quisiera verte dos o tres kilómetros más arriba, en aquellas colinas. El aire es allí tan puro,...
Entérate de que me consta que me has tratado horriblemente, ¿te enteras?, horriblemente. Si te figuras que no lo sé, eres una necia, y si te imaginas que me consuelas con palabras dulces, eres una idi...
Podrán sepultarme, si quieren, a doce pies de profundidad y hasta ponerme la iglesia encima, pero yo no me quedaré allí hasta que tú estés conmigo.