Son grandes, totales, irreductibles las diferencias que separan Castilla y Catalunya, Catalunya y Galicia, Andalucía y Vasconia.
Si el nacionalismo de Cataluña consigue despertar con su ejemplo a las fuerzas dormidas de todos los pueblos españoles, el nacionalismo catalán habrá logrado su primera acción imperialista.
Los catalanes no son una «raza antropológica», sino una «raza histórica.