Yo nunca he querido más, hasta que te conocí a ti.
Mi sangre canta en mis venas. ¿Tendrá siempre ese efecto sobre mí? ¿Y yo sobre él?
El crepúsculo nos ha seguido desde Seattle, y el cielo está bañado de ópalo, rosas y aguamarinas entretejidos juntos como solo la madre naturaleza sabe hacer.
Me gustaría morder ese labio.