Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante.
La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió.
La posesión de la salud es como la de la hacienda, que se goza gastándola, y si no se gasta, no se goza.
El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.
Muchos son los buenos, si se da crédito a los testigos; pocos, si se toma declaración a su conciencia.
Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.
Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
El consejo del escarmiento las más de las veces llega tarde.
Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se debe mostrar.
El exceso es el veneno de la razón.
Vive solo para ti si pudieres, pues solo para ti si mueres, mueres.
Bien acierta quien sospecha que siempre yerra.
Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Bien puede haber puñalada sin lisonja, mas pocas veces hay lisonja sin puñalada.
Es la vida un dolor en que se empieza el de la muerte, que dura mientras dura ella.
El amigo ha de ser corno la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen.
El rico come, el pobre se alimenta.-
El hombre es hijo del polvo y nieto de la nada.-
No se debe mostrar la verdad desnuda, sino en camisa.
El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor.