Hay que amar a la humanidad, a fin de llegar a la esencia única de cada individuo: no se puede ser demasiado baja o demasiado feo.
Las estrellas se encuentran dispersos por todo el cielo como lágrimas brillantes, tiene que haber un gran dolor en el ojo del que resbalaban.
El poder del pueblo y el poder de la razón son uno.
El que termina una revolución a medias, cava su propia tumba.
Los avances de la humanidad son lentos, solo pueden ser contados en siglos.
El arma de la República es el terror, y la virtud es su fuerza.
Ustedes, las mujeres podrían hacer que alguien se enamore aún con una mentira.
La revolución es como Saturno, devora a sus propios hijos.
Nosotros no hemos hecho la Revolución, la Revolución nos ha hecho.