Frases de George Herbert

No frecuentes las malas compañías, no sea que aumente su número.

La corona real no quita el dolor de cabeza.

La juventud vive de la esperanza; la vejez del recuerdo.

¿Por qué se ha de temer a los cambios? Toda la vida es un cambio. ¿Por qué hemos de temerle?

El que no es bello a los veinte, ni fuerte a los treinta, ni rico a los cuarenta, ni sabio a los cincuenta, nunca será ni bello, ni fuerte, ni rico, ni sabio.

Debes perder una mosca para pescar una trucha.

Cuando un amigo nos pide algo, la palabra "mañana" no existe.

No es tan fiero el león como lo pintan.

El adulterio es justificable: el alma necesita pocas cosas; el cuerpo muchas.

Ama a tu vecino, pero no derribes vuestra verja.

En todas las tierras el sol sale al amanecer.

No todo resbalón significa una caída.

La indignación moral no es más que envidia con aureola.

En todas partes, una mirada es una forma de lenguaje

La pobreza no es pecado.

Lea lo que el sabor de frutas o saborear el vino, o disfrutar de la amistad, el amor o la vida.

Atrévete a ser verdad. Nada puede necesitar una mentira, una falta que más lo necesita, crece dos por el mismo.

Toma todo lo que está considerando si la riqueza, el amor o el idioma, no es por el error y con una buena digestión todo se puede dar vuelta a la salud.

En la conversación, humor vale más que el ingenio y la sencillez más que conocimiento.

Tanto el amor como la tos no se pueden esconder.