No se trata de libros, trozos de papel sin vida, sino mentes vivas en los estantes.
Un maestro debe creer en el valor y el interés de su tema como médico cree en la salud.
El verdadero deber del hombre es no extender su poder o multiplicar su riqueza más allá de sus necesidades, sino para enriquecer y disfrutar de su posesión imperecedera: su alma.