St. Paul le diría a los filósofos que Dios creó al hombre para que él buscaría la Divinidad, tratar de alcanzar lo divino. Es por eso que toda la filosofía pre-cristiana es teologal en su cumbre...
La respuesta cristiana está contenido en estos dos dogmas fundamentales: el de la Trinidad y de la Encarnación. En el dogma trinitario Dios es uno, bueno, verdadero y bello, porque él mismo es amor...
No más amada y custodiada por la religión, la belleza se levantó de su cara como una máscara, y su ausencia expone funciones en esa cara que amenazan con llegar a ser incomprensible para el hombre...
Ya no nos atrevemos a creer en la belleza y que hacemos de ella una mera apariencia para la mayor facilidad para disponer de él.
Sin duda, la respuesta de fe a la revelación que Dios otorga a la criatura que elige y se mueve con su amor, se produce de tal manera que es realmente la criatura que proporciona la respuesta, con su...
Antes del encuentro de un individuo con el amor de Dios en un momento particular de la historia, sin embargo, tiene que haber otro encuentro, más fundamental y arquetípica, que pertenece a las condi...
La belleza es la desinteresada, sin la cual el viejo mundo era incapaz de entenderse a sí misma, una palabra que tanto imperceptible y sin embargo, sin lugar a dudas tiene despidió de nuestro nuevo ...
Nuestra situación actual muestra que la belleza exige por sí mismo al menos tanto valor y decisión de hacer la verdad y del bien, y ella no va a permitir a sí misma para ser separados y se les pro...
Si Dios quiere revelar el amor que abriga para el mundo, el amor tiene que ser algo que el mundo puede reconocer, a pesar de, o de hecho, en, su ser totalmente otro.
Los relatos de la Pasión son las primeras piezas de los Evangelios que fueron compuestas como una unidad.
Quien quita la Cruz y su interpretación por el Nuevo Testamento desde el centro, con el fin de reemplazar, por ejemplo, con el compromiso social de Jesús a los oprimidos como un nuevo centro, que ya...
El Uno, lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello, se trata de lo que llamamos los atributos trascendentales del Ser, ya que superan todos los límites de las esencias y son la misma extensión que ser.
Incluso si una unidad de la fe no es posible, una unidad de amor.
Es, por último, una palabra es inoportuna en tres sentidos diferentes, y teniendo como tesoro de uno no va a ganar uno cualquiera de favores, una vez arriesga a encontrarse a sí mismo fuera del camp...
Pero la cuestión no es solo la vida y la muerte, sino nuestra existencia ante Dios y nuestro ser juzgado por él. Todos nosotros éramos pecadores ante él y digno de condena.
A quien se le ha dicho: «Vete y no peques más» (Jn 8, 11), es preciso acompañarle hasta que se encuentra suficientemente fortalecido en su libertad.