Las mejores leyes nacen de las costumbres.
Es preciso considerar el pasado con respeto y el presente con desconfianza si se pretende asegurar el porvenir.
Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda.
A veces los pensamientos nos consuelan de las cosas, y los libros de las personas.
Solamente el hombre religioso es siempre el mismo. Porque su Dios no cambia.
El dinero es un estiércol estupendo como abono, lo malo es que muchos lo toman por la cosecha.
Muchos van hacia la verdad por los caminos de la poesía. Yo llego a la poesía, por los caminos de la verdad.
Libertad moral es la única libertad verdaderamente importante.
Es mejor debatir una cuestión sin resolverla, que resolver una cuestión sin debatirla.
Un hombre sin defectos es un tonto o un hipócrita del que debemos desconfiar.
Enseñar es aprender dos veces.
Los niños necesitan más de modelos que de críticos.
Unos gustan decir lo que saben; otros lo que piensan.
El placer no es sino la felicidad de una parte del cuerpo.
No hay que elegir por esposa sino a la mujer que uno elegiría por amigo si fuera hombre.
La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; solo el corazón nos dice lo que es preciso hacer.
El motivo no existe siempre para ser alcanzado, sino para servir de punto de mira.
Lo que sorprende, sorprende una vez, pero lo que es admirable lo es más cuanto más se admira.
El objeto de toda discusión no debe ser el triunfo, sino el progreso.
Las buenas poesías épicas, dramáticas, líricas, no son otra cosa que los sueños de un hombre despierto.