Espérame y volveré a despecho de mil muertes. Los que no me esperaban quizá dirán: “Tuvo suerte”. Ellos no comprenderán que en el rigor del combate tu esperar me salvó. Mas cómo sobreviví,...
¿Dónde hallar los mismos labios que rían y canten igual, que yo viviera temiendo no me vuelvan a besar?.
Que amante y loca una noche yo la pudiera abrazar y mañana sea de piedra imposible de ablandar.
No es verdad: un amigo no muere; tan solo deja de estar a tu lado.
Legamos amor a nuestras mujeres; recuerdos a nuestros hijos; pero en los campos quemados por la guerra, a los amigos legamos el caminar.