Siempre fui el último elegido para los partidos de fútbol en el Parque Central.
Toda nuestra filosofía era intimidar al mariscal de campo. Hemos sido capaces de hacerlo. Fuimos pioneros. La gente todavía nos reconozcan como, tal vez, la mejor defensa de todos los tiempos.
Después de unos cuantos juegos que sabía que iba a ser capaz de competir. La idea de ser una estrella nunca se me pasó por la mente.
Me tomó un tiempo darme cuenta de que el baloncesto no era el fútbol.
Cuando un hombre miente, asesinatos alguna parte del mundo.