Antes que escribir, aprended a pensar.
La sabiduría es una tranquilidad del alma que por nada puede ser turbada y que ningún deseo inflama.
La ignorancia siempre está dispuesta a admirarse.
El honor es una isla escarpada y sin riberas: El que ha caido de ella, no puede volver a subir.
La pesada carga de no tener nada que hacer.
Un soneto perfecto vale por un largo poema.