A veces el amor une a dos seres que no saben nadar y viven en dos islas distintas.
Los humoristas y los filósofos dicen muchas tonterías, pero los filósofos son más ingenuos y las dicen sin querer.
Todos los hombres tienen una mujer en el pensamiento; los casados, además, tienen otra en casa.
De muchas ideas nuestras no nos habríamos enterado jamás, si no hubiésemos sostenido largas conversaciones con los otros.
Cuando los sabios se enamoran parecen tontos; cuando se enamoran los tontos, parecen tan tontos como antes.
Es un error creer que uno está rodeado de tontos, aunque sea verdad.
Una de las leyes fundamentales de la cortesía es la resistencia al primer impulso.
El que no lleva la belleza dentro del alma no la encontrará en ninguna parte.
Media humanidad se ríe de la otra media, pero unos tienen gracia y los otros no.
No pierdas tan bellas ocasiones de callar, como a diario te ofrecerá la vida.
Ante una lista de candidatos se piensa que, felizmente, solo puede ser elegido uno.
Dar es el verbo más corto de la primera conjugación, y no dar es el más barato.
Hemos de saber anticiparnos a encontrar lo cómico que haya en nosotros. Así podremos evitar que otros se burlen de nuestra escasa perfección.
La medicina es el arte de disputar los hombres a la muerte de hoy, para cedérselos en mejor estado, un poco más tarde.
Cuando se habla de estar enamorado como un loco se exagera; en general, se está enamorado como un tonto.
Todo viejo amor es un recuerdo agradable mientras no interviene la persona que lo inspiró.
No importa que las mujeres nos fastidien; lo que no soportamos es que nos fastidie siempre la misma.
El hombre y la mujer han nacido para amarse, pero no para vivir juntos. Los amantes célebres de la historia vivieron siempre separados.
No hablaríamos tanto en sociedad si nos diéramos cuenta del poco caso que hacemos de los otros cuando hablan.
Ningún tonto se queja de serlo: no les debe ir tan mal.