¡Y ante todo está el mar! ¡El mar!... Ritmo de divagaciones. ¡El mar! Con su baba y con su epilepsia.
Hasta las ideas más optimistas toman un coche fúnebre para pasearse por mi cerebro.
No me agrada esta calma, este silencio muerto, sin carne, puro hueso.
Siempre volvemos, campo, de tus tardes con un lucero humeante... Entre los labios.
Así como hay hombres cuya sola presencia resulta de una eficacia abortiva indiscutible, la mía provoca accidentes a cada paso, ayuda al azar y rompe el equilibrio inestable de que depende la existen...
Si no saben volar pierden el tiempo las que pretenden seducirme.
Lloremos. ¡Ah! Lloremos purificantes lágrimas, hasta ver disolverse el odio, la mentira, y lograr algún día -sin los ojos lluviosos- volver a sonreírle a la vida que pasa.
¡El arte es el peor enemigo del arte!... un fetiche ante el que se ofician, arrodillados, quienes no son artistas.
Más que tierra eres cielo, campo nuestro.
No hay crítico comparable al cajón de nuestro escritorio.
Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos, para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.
Lo cotidiano podrá ser una manifestación modesta dejo absurdo, pero aunque Dios ?reencarnado en algún sacamuelas? nos obligara a localizar todas nuestras esperanzas en los escarbadientes, la vida n...
Las mujeres modernas olvidan que para desvestirse y desvestirlas se requiere un mínimo de indumentaria.
Llorar a lágrima viva, llorar a chorros...Llorarlo todo, pero llorarlo bien. (...) Llorar de amor, de hastío, de alegría...
La cotidianeidad nos teje, diariamente, una telaraña en los ojos
Con la poesía sucede lo mismo que con las mujeres: llega un momento en que la única actitud respetuosa consiste en levantarles la pollera.
Nada de nada; es todo. Así te quiero, nada. ¡Del todo!..Para nada.
La camarera me trae, en una bandeja lunar, sus senos semi-desnudos... Unos senos que me llevaría para calentarme los pies cuando me acueste.
Solidario por predestinación y por oficio. Solidario por atavismo, por convencionalismo. Solidario a perpetuidad. Solidario de los insolidarios y solidario de mi propia solidaridad
Basta que alguien me piense para ser un recuerdo.