Ama y aprecia a la mujer y no abuses nunca de su debilidad, sería una infamia y una cobardía.
Habla poquísimo de tí, poco de los otros, mucho de las cosas.
Cuando hayamos aprendido debemos enseñarlo a quien nada sabe todavía; de este modo pagamos una deuda sacrosanta.
Para que un matrimonio sea feiiz, el acuerdo entre los caracteres es más necesario que el acuerdo entre inteligencias.
El corazón de la madre es el único capital del sentimiento que nunca quiebra, y con el cual se puede contar siempre y en todo tiempo con toda seguridad.
De noventa enfermedades, cincuenta las produce la culpa y cuarenta la ignorancia.
Los objetos de nuestro deseo pueden ser dolorosos. La gente adora detestar a quienes ama.
Decir que en la vida no se puede amar más que una sola vez es pronunciar una de las tantas y de las mayores necedades, de las cuales se hace cada día culpable al amor.